Érase una vez, Sarai no podía darle hijos a su esposo Abram, por lo que le propuso que cohabitara con su esclava egipcia Agar, para así tener hijos mediante ella.
Recordemos que Dios le había prometido a Abram descendencia numerosa. Abram tuvo con Agar a Ismael. Años más tarde, por milagro del Señor, Sara (ahora llamada así) queda embarazada de Abraham (ahora llamado así) y procrean a Isaac.
En una ocasión, cuando ambos vástagos del patriarca Abraham eran niños, Sara vio que Ismael se burlaba de su hijo Isaac, y fue y le pidió a Abraham lo siguiente:
-¡Que se vayan esa esclava {Agar} y su hijo {Ismael}! Mi hijo Isaac no tiene por qué compartir su herencia con el hijo de esa esclava.
Abraham entristeció por esto, pero Dios le dijo:
-No te preocupes. Hazle caso a tu esposa Sara. Tu descendencia vendrá por medio de Isaac. En cuanto a Ismael, también te daré prole inmensa a través de él, porque es hijo tuyo.
Agar, en consecuencia, partió con su hijo Ismael al desierto.
Mensajes: 1) El esposo debe considerar las peticiones de su mujer: Así como Abraham escuchó la solicitud de Sara de expulsar a Ismael junto con su madre de la casa; los esposos deben oír a sus esposas previa oración consultiva al Eterno. A veces las mujeres "huelen" el peligro.
2) Dios cumple sus promesas: Dios prometió a Abraham que de él saldrían grandes naciones; y así fue: de Isaac descendieron los judíos, y de Ismael descendió Mahoma, fundador del Islam. Y, si queremos agregar más, espiritualmente los cristianos provienen de Isaac.
3) Se cumple la profecía: Los eruditos han sostenido que la desavenencia entre los hermanos Isaac e Ismael constituye una clara profecía de los actuales conflictos bélicos entre árabes y judíos. La Palabra de Dios no es fábula.