En poco menos de 48 horas, el nuevo año 2009 traerá grandes eventos que transformarán la vida de todos los panameños. Por supuesto, una fecha resalta por obligación: el domingo 3 de mayo, día en que más de 2.4 millones de ciudadanos tienen el compromiso de elegir a un nuevo presidente, además de renovar la Asamblea Nacional.
Si todo sigue como en las encuestas más recientes, tendremos un nuevo mandatario con ideología conservadora y empresarial: Ricardo Martinelli. Gracias a que su campaña electoral ha vendido el slogan del "cambio", es posible que asuma el control del Gobierno el 1 de julio, ante el desgaste de la presidencia de Martín Torrijos.
No todo es color de rosas. Aunque Cambio Democrático, el partido político de Martinelli, logre la silla presidencial, de seguro no tendrá el dominio de la Asamblea de Diputados. Pronósticos ponen al PRD y al Panameñismo, adquieren entre 25 a 60 curules en todo el país.
Un gobierno de Martinelli encontrará una fuerte oposición en el Parlamento, lo que hace suponer que vendrá un gobierno muy difícil, puesto que si el dueño de los Supermercados 99 intentara aprobar nuevas leyes según su Plan de Trabajo, existirá la posibilidad de una segunda alianza entre el PRD y el Panameñismo, tal como sucedió en la década de los 90 del siglo pasado.
Lo preocupante es que asesores vinculados a Martinelli ya venden la opción de convocar a una Asamblea Constituyente, al mejor estilo de aquellas implementadas en Bolivia, Ecuador, Perú y Venezuela. Así, Cambio Democrático se libraría de los legisladores del PRD y del Arnulfismo, con la ventaja de que la población panameña aprobaría la desaparición del Parlamento, pues este es el órgano del Estado con mayor impopularidad (de un 78% según los sondeos).
Otras víctimas de esta hipotética alternativa serían la Corte Suprema de Justicia y el Ministerio Público, también impopulares.
El gran reto del 2009 será cómo Martinelli puede quitarse ese lastre de una sólida oposición del PRD y el Panameñismo, porque ninguno de los puntos claves del plan del empresario conservador se podrán aplicar sin el aval de la Asamblea Legislativa, cómo fortalecer la política de "Mano Dura", nacionalizar los Corredores Norte y Sur, colocar un monorriel a costa de los buseros o despedir a las "botellas" políticas.
Lo peligroso del asunto es que el 1 de julio de 2009 puede haber una convocatoria a nuevas elecciones parlamentarias, pero esta vez con el fin de hacer una Constituyente. El paradigma radica en pensar las consecuencias para el sistema político y democrático. Nadie defenderá una Constitución hecha por los militares de 1972, modificada cuatro veces sin el apoyo popular.
Empero, es la única póliza de seguro que tenemos los panameños, como garantía para la presente democracia que vivimos. Vale la pena advertir los retos del 2009, antes que nos sorprendan con goles de media cancha, escudados bajo el manto de reformar para combatir al crimen.
