Cada día crece el número de personas que, por diversas causas, se están aislando más del mundo que los rodea y no se interesan por los demás.
En el trabajo, en los colegios y en las universidades, hasta en el mismo hogar, hay personas que sólo piensan en ellos mismos y su ego prevalece sobre todas las cosas.
Más que desarrollar la amistad y el interés por el prójimo, suelen aparecer algunos que no buscan cooperar con las actividades sociales, donar una "platita" para hacer una fiesta o ayudar cuando uno lo necesite, en otros quehaceres al compañero que tenga una urgencia por resolver.
"Oye Pedro, estamos recogiendo un dinero para regalarse algo a la recepcionista. ¿Quieres cooperar?, le dice una señorita a su compañero. "¿Yo...? ¿Pára qué? Si ella todo el tiempo está ocupada para atender mis llamadas y pedidos", le responde Pedro a Martita.
Pero, el remordimiento y el ser interior obligó a Pedro a regalar aunque sea un balboa para comprar el regalo a la compañera de trabajo.
Sin embargo, Pedro recibió una lección ejemplar más tarde. Se le perdió su cartera con todas sus pertenencias. Como buena samaritana, Jessica, la recepcionista, le llamó por teléfono para informarle que encontraron sus documentos en el hospital.
Pedro respiró con gusto y comprendió que la chica era una compañera con buenas intenciones.
Ojalá que otras personas como Pedro cambien de parecer.
Da lástima estar viviendo en una isla, solitario y dolido por la envidia.
Hacer amistades y colaborar con buena gana con los compañeros brinda a uno la oportunidad de tener una vida divertida y provechosa.