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EDITORIAL
Las osamentas en Los Pumas son testigos de un régimen criminal
Omar Torrijos no sólo fue el líder mítico y nacionalista que el populoso Partido Revolucionario Democrático (PRD) presenta como bandera: también fue un asesino, y los huesos que aparecen todas las semanas en el cementerio clandestino del antiguo cuartel de Los Pumas, lo vociferan. Torrijos sí amplió y fortificó la clase media; creó las posibilidades de preparación académica superior para los campesinos e hijos de los barrios pobres; populizó el Código de Trabajo y firmó un tratado canalero que le devolvió a Panamá su soberanía. Esto, y mucho más, son logros de general Omar... negarlo sería vil. Pero mucho de lo anterior lo logró pisoteando dignidades, irrespetando libertades, atentando contra el pueblo que decía querer, y mancillando la familia panameña... quien pretenda decir lo contrario perdió la vergüenza. Por fortuna, y a pesar de las negativas y rodeos del procurador José Antonio Sossa, se le está quitando el maquillaje al antiguo cuartel de Los Pumas, y la verdadera cara de este lugar va apareciendo: bajo la máscara de sede militar hay un cementerio clandestino. Pero que no se diga que las excavaciones las está realizando el Ministerio Público. Algunos periodistas, sobre todo de radio, así lo señalan, pero están equivocados. Todo lo contrario: la Procuraduría, extrañamente, ha evitado por todos los medios que se levante la tierra en ese sitio, pretendiendo echar olvido sobre el dolor de las cientos de familias que perdieron parientes durante la dictadura. ¿Por qué? Las excavaciones en Los Pumas ni siquiera se le deben a la presidenta Mireya Moscoso. Ella fue una más a quien se le contagió del entusiasmo de un grupo de particulares, quienes a su tiempo darán la cara. Son ellos quienes están pagando los trabajos que han revelado el rostro oscuro y maldito del régimen torrijista y sus aliados del PRD. Torrijos, y toda su obra, se levantó sobre el terror del resto de los panameños pobres, quienes despertaron un día con sus parientes desaparecidos o presos por disentir. Hoy, 30 años después, están apareciendo los cadáveres que demuestran lo criminal que fue este hombre, y todos aquellos quienes en su nombre han hecho política.
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PUNTO CRITICO |
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