Los 10 mil puestos de trabajo perdidos durante el año y la posibilidad de que en fecha próxima queden incluidos los de la bananera en Puerto Armuelles, han llenado de preocupación no sólo a las autoridades de gobierno, empresariales y sindicalistas, sino, a las del sistema de seguridad social.
Y es que el crecimiento económico del país, que está desde un buen tiempo comprimido, tiene estresada a una parte de la población por conseguir un empleo y la otra, angustiada por la posibilidad de perderlo; situación que está acabando con nuestra común forma de ser.
Desde hace un año y medio atrás, el Diálogo Nacional por el Seguro Social, comprometió por primera vez a representantes de una amplia gama de la sociedad a fin de encontrar consensuadamente, soluciones que le permitieran al sistema superar el déficit actuarial existente y asegurar a las próximas generaciones una atención de salud adecuada y una jubilación económicamente decente.
Cuando las organizaciones sindicales plantearon la necesidad de incluir en estos análisis el modelo de desarrollo del país, se generó una intensa campaña en contra. Pero, tal como afirma la Caja de Seguro Social, si seguimos perdiendo los puestos de trabajo necesarios, las razones puramente actuariales parecen no ser suficientes para salvar el sistema. Es decir, que no importaría aumentar o no las cuotas o los años para jubilarse; ni tampoco reducir o no los beneficiarios o si se mantiene el sistema solidario o si se privatiza parte o toda la institución. |