EDITORIAL
Vuelve la política
Sin las manos expertas de un artista, el barro seguirá siendo siempre barro. Lejos está la posibilidad que se convierta en estatuilla, o en jarrón, o en un perfil humano. Hace falta el talento de quien ve más allá de lo evidente, sensible y eficaz ante la magia de las cosas, para que el arte sea arte. Y la ciencia, ciencia.
Para levantar la pared de una casa se necesita más que bloques, cemento, piedra, arena y hierro. Hace falta el albañil. Con todos esos elementos a su disposición, una persona que no tenga la menor idea de la construcción, naufragará irremediablemente. Es muy posible que el parapeto se venga abajo, con su saldo lógico en pérdida de vidas y materiales, y habrá que empezar todo de nuevo.
Creyendo que todo esto es cierto, también lo es la necesidad de una prudencia mínima en aquel que se disponga a emprender una obra. Si por supino escojo el insumo inadecuado, y emprendo una labor que requiere técnica, conocimiento y talento especiales -que no poseo- lo más seguro es que todo salga mal. Habré perdido mi tiempo, y tal vez hasta arriesgue este preciado tesoro, además que el dinero y la vida de otros.
Lo mismo ocurre en la política, aunque algunos se empeñen en decir que lo único que hace falta para ascender en la pirámide del poder es un corazón duro, y la ausencia total de conciencia. Para aplicar la ciencia política hace falta mucho más que un megáfono y la capacidad infinita para mentir.
Requiere estudios, vivencias, capacidad de observación, sensibilidad, visión de conjunto, liderazgo, creatividad. Y antes que todo esto: una vocación de servicio y sacrificio sin comparación. Muchos de nuestros políticos no conocen estos "pequeños" detalles, y se afanan en el carrusel de la competencia por el poder. Algunos lo han alcanzado, y su ejecución a todos nos tiene con un amargo sabor en la boca.
Han sido como el albañil que, teniendo los materiales de la mejor calidad, malgasta la mezcla, pega mal los ladrillos, no sabe medir ni armar, y han terminado con una tapia cóncava, esperpéntica y que se bambolea.
Les ha ocurrido que metieron sus manos en fina arcilla amasada con agua, e intentaron modelar una figura. Como carecen del talento y la sutileza del artista, no les ha quedado más que un adefesio deforme, sin foco ni enjundia.
El próximo año, que está a pocos días de empezar, traerá nuevos días de agitación política. Muchos pedirán al pueblo que piense en ellos para dirigirlos. A todos nos corresponde escoger a los mejores, es decir, quienes tengan los estudios, la técnica, el talento y la visión. Si no, volveremos a ser culpables de que, en sus manos, el barro no sea otra cosa que barro.
PUNTO CRITICO |
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