La situación en el Ministerio Público está tomando ribetes realmente preocupantes. La ex jefa de Recursos Humanos, Eva Lorentz, denunció ayer públicamente que en la Procuraduría de la Nación se "manipulan" investigaciones, que hay fiscales temerosos que acatan instrucciones que van en contra de la ley, que altos funcionarios abusan de los recursos públicos y que existen relaciones amorosas entre superiores y subalternos.
Denuncias muy graves que fueron antecedidas por aseveraciones públicas del procurador encargado, Giusseppe Bonissi, en las que acusó a Lorenzt de ser una "maleante". Lorentz ripostó pidiendo una investigación transparente para determinar quiénes son los verdaderos maleantes.
Esta situación empaña aún más la deteriorada imagen de la justicia en Panamá y hace estremecer uno de los pilares básicos de la democracia: el Estado de derecho.
Lorentz pidió que se investigue al procurador Bonissi y a su asesor, Neftalí Jaén, y que se les separe del cargo para que la investigación sea transparente. Es lo menos que se puede hacer en un Estado de derecho, en el que es vital que se respete el debido proceso.
Solo una investigación imparcial podrá esclarecer realmente qué está ocurriendo en el Ministerio Público. Y eso solo podrá lograrse si todos los que tienen algún señalamiento en su contra se apartan de la investigación. No hacerlo sería agregar un ingrediente peligroso a la ya delicada situación de la justicia.