Hay personas que beben licor hasta perder la cordura y el conocimiento. Este es el caso del señor que se recostó en la acera de la Peatonal a pasar la borrachera que cargaba.
Lo peor de todo es que este deprimente espectáculo es observado por transeúntes nacionales de todas las edades y por turistas, que se llevan una mala impresión del país.