Para los que venimos luchando a través de los años por tratar de educar a la población panameña para que respeten la naturaleza y mejoren sus hábitos de consumo, no nos sorprende la embestida del clima contra nuestro país y los países vecinos; porque simplemente la naturaleza nos está pasando la factura por lo mal que la tratamos diariamente, por lo que debemos reflexionar y controlar ese consumismo enfermizo y la ambición desmedida que lleva a la fabricación de productos inútiles altamente contaminantes para el ambiente.
Lo que han hecho en Panamá los últimos años, podríamos catalogarlo como una "Catástrofe Ambiental", empezando por el famoso proyecto politiquero del CEMIS en la provincia de Colón, que sepultó kilómetros de manglares y biodiversidad en el área conocida como Coco Solo, hasta el área de los 4 altos donde operan actualmente grandes depósitos de mercancías y hasta un Centro Comercial.
Intelectuales como Juan Materno Vásquez, científicos y los propios norteamericanos señalaban, que estas áreas de manglar no debían ser alteradas porque estaban constituidas como un filtro natural de las aguas y cuyos cauces llevaban al mar.
En fin, la destrucción de la naturaleza ha ido caminando a pasos agigantados por la ampliación del Canal, la minería de Petaquilla, en los manglares de Chame, San Carlos, Costa Arriba de Colón, Chiriquí, Bocas del Toro, Darién y en cada playa, manglar y bosque que se le antoje devastar a un político, empresario o turista que llega a Panamá.
Debemos advertirle a la sociedad en general, que de no tomarse acciones inmediatas de protección real a nuestro ecosistema, luego no nos lamentemos por los efectos devastadores del Calentamiento Global, que desencadenará en un aumento de la temperatura en 2.5º C, inundaciones, huracanes, "tsunamis" y terremotos que modificarán inevitablemente las condiciones naturales del planeta, poniendo en riesgo la continuidad de la especie humana.