¡Qué horror! Tranques que parecen tragrarnos en su inmensidad, hordas de compradores que arrasan con lo que tienen a su alcance, miles de personas de un lado a otro que parecen no tener dirección, en una carrera desesperada, al parecer, preparándose, para festejar, no el fin de año, sino la última fiesta de sus vidas.
Eso es la Navidad. Un corretear ilógico tras algo que no tiene rostro ni forma, pero es lo que se vive en estos días, una realidad a la que tenemos que saber enfrentar.
Científicamente eso tiene un nombre, "estrés navideño" y el problema no es la Navidad, sino la carga de responsabilidad que el individuo se impone a sí mismo. Así lo hizo saber la psicóloga Yara González, de la Universidad de Panamá.
TOMALO COMO CONSEJO
Como primer paso, la especialista recomienda revisarse y plantearse seriamente qué se desea, cuál es el sentido de la Navidad y a quiénes están dirigidas; sólo así se puede priorizar. “Saber poner límites y no dejarse llevar por el momento".
Es importante recordar, acotó la especialista, que al sentirse presionado lo único que puede brotar del individuo es la incomodidad e incluso la rabia, y esa no es la salida, en especial dentro de un momento de tanta importancia espiritual, indicó González.
"La idea es ordenarse, programarse y ser consecuente con el sentido que se le quiere dar a las fiestas.
¿Qué es más importante, cumplir con los regalos o pasarla realmente bien ?
Según González debemos tener presente que los más pequeños e incluso adolescentes valoran mucho más los climas creados en torno a estas fiestas que los regalos. “Ellos recuerdan los rituales, la comida, los olores, el decorar la casa, e incluso cocinar juntos... puede ser mucho más importante que cumplir con largas listas de regalos”.
LA INDIFERENCIA TAMBIEN ES MALA
Sin embargo, el otro extremo, la indiferencia total ante la Navidad y el Año Nuevo, tampoco es una actitud favorable.
“Los seres humanos necesitamos ocasiones para celebrar, lo que buscamos detrás de ellas es reconocimiento y afecto.
Si alguien no quiere compartir, no siente el impulso de entregar cariño a alguien, a lo mejor quiere decir que durante todo el año no estableció vínculos con nadie, y eso es una mala cosa. Puede ser que estuvo todo el año sin recibir ni dar cariño.
Las fiestas serían un buen momento para evaluar esto”, explica la doctora González.