La invasión militar en 1989 está constituida por historias donde se entremezclan sentimientos de dolor, alegría, ira e impotencia.
Horas antes de la incursión estadounidense, la familia Ameglio experimentó el dolor inconsolable por la muerte del patriarca de la familia, el señor Pedro José Ameglio.
Su nieto Marco Ameglio indicó que aquellos días fueron los más difíciles de su vida, por la disyuntiva que mantenía ante la necesidad de preservar su integridad personal y acompañar a su familia por la muerte de su abuelo.
Indicó que su nombre era parte de una lista de cien dirigentes políticos a los cuales se debía secuestrar en caso de que los "gringos" decidieran invadir el territorio nacional en busca de Noriega, situación que por seguridad lo obligó a alejarse de su familia y esposa.
Ameglio sostuvo que en medio de un ambiente desesperación y desconfianza pudo arreglárselas para evadir a miembros de los Batallones de la Dignidad, quienes le montaban guardia fuera de la compañía de lácteos Bonlac.
Expresó que el fallecimiento de su abuelo lo registraron oficialmente la mañana del 20 de diciembre, en medio de bombazos y por la ausencia de médicos forenses en la morgue que levantaran el acta de defunción.
Don Pedro José Ameglio fue un inmigrante del norte de Italia, que junto a sus padres y una educación que no pasaba de la enseñanza primaria, logró abrirse paso en negocios que iban desde importación de autos, aseguradoras, hielera y ganadería, hasta lograr reunir un importantes capital con el que se constituyó lo que hoy se conoce como empresas Bonlac.
Destacó que su abuelo siempre se preocupó por compartir el provecho económico de su esfuerzo con la comunidad, de allí la donación al Ministerio de Educación de varios centros educativos, además del desarrollo de varios proyectos sociales y construcción de viviendas de interés social.
BAJAS PANAMEÑAS 423 MUERTOS
Según Estados Unidos, unos 423 panameños fallecieron en la invasión.
