Sin que nadie pueda explicarse el por qué, la vieja carretera Transístmica por la que, diariamente transitan miles de usuarios desde Colón hacia Panamá y viceversa, cada hora que transcurre se hace más y más intransitable.
De nada han valido las valiosas vidas humanas, que a lo largo y ancho de su trayecto, se han perdido. De nada han servido los cientos de cartas y memoriales, con enérgicas protestas, enviados a los diferentes dignatarios de varios Gobiernos.
Cada día amanecen nuevos y gigantescos baches, como para obligarnos a hablar no ya de una carretera con muchos huecos, sino de un enorme hueco transístmico que cuenta con algunos pocos pedazos de carretera.
Las autoridades, particularmente las del Ministerio de Obras Públicas, tienen ya que sentarse a analizar este problema que se agudiza con el pasar de las horas, a fin de encontrarle una solución permanente.
Pareciera una alternativa lógica, presionar a los representantes de la empresa PYCSA a cumplir de una vez por todas con las concesiones otorgadas en el pasado.
Es inaceptable la angustia que viven madres, esposas e hijos, cada mañana cuando familiares queridos tienen que arriesgarse por esa peligrosa e insegura vía donde no se sabe cuándo un conductor, por salvar un hueco y evitarle un costoso daño a su vehículo, termina haciéndose un daño irreparable o perjudicando a inocentes en contravía.
Ha llegado la hora de las decisiones. Este tema no aguanta más. Posponer su solución, equivaldría a dejarle el problema al Gobierno que democráticamente elijamos en el 2009. Y eso no solo sería una negligencia inexcusable, eso sería una acción criminal imperdonable, sobre todo tomando en cuenta las promesas de campaña del actual mandatario.