A la señora se le aguaron los ojos cuando recordó la Navidad que "el Niño Dios se olvidó de su casa", como le dijo su madre. Sencillamente en ese hogar no había plata para juguetes... Y esto no es raro, sino más común de lo que usted se imagina.
Claro que los niños no saben de no tener empleo los padres, que la vida está cara, que la plata no alcanza.
Además, la publicidad que muestra hermosos y caros juguetes estimula el deseo de los niños de quererlos todos.
Yo también tuve al menos una Navidad donde "Santa Claus pasó de largo con su trineo".
No recuerdo cuántos años teníamos mi hermano y yo. Lo cierto es que ya nos habían dicho que "esa Navidad el Niño Dios estaba pobre y no habría juguetes".
Con amargura Orlando y yo decidimos que nuestros amiguitos de la calle Primera Parque Lefevre, no se enteraran de esa realidad.
Tomamos las viejas pistolas y cartucheras del año pasado y las pintamos de un color distinto.
Aceitamos los revólveres de papelillo para tenerlos bonitos. Y esa Navidad salimos por el barrio como si hubiéramos recibido juguetes. No sé si los compañeritos se dieron cuenta...
La Navidad es amarga y traumatizante para algunos niños.
Los padres no saben qué inventar para justificar que no habrán juguetes esa Navidad.
A veces el asunto es que el niño hace una carta al Niño Dios "más larga que la esperanza de un pobre".
Cuando solamente recibe uno o dos juguetes de los pedidos, se sentirá el más "desgraciado" del barrio.
No es raro escuchar algunos llantos de niños descontentos con lo que recibieron esa Navidad.
A mí me parece que con suavidad hay que decirle al pequeño que no tendrá todo lo que pida.
Recomiendo que se mantenga la magia navideña del Niño Dios y Santa Claus. Eso será algo hermoso cuando el niño se haga adulto.
Suficientes cosas amargas tendrá en el curso de su vida para eliminarle la ilusión de la Navidad.
Eso no significa que se le explique al niño que no recibirá ciertos juguetes.
En esos hogares donde no hay plata, creo que se pueden improvisar juguetes para que los niños reciban algo.
A veces un palo de escoba decorado como un caballo, será un juguete que aceptará el niño. Lo mismo ocurre con muñecas hechas por las madres con retazos de tela...