La santera dominicana Ramona Severina Clayton, de 41 años, fue asesinada de seis puñaladas: en la yugular, espalda, brazos y piernas. El crimen se dio dentro del cuarto de la casa 42, en el sector A de Villa Catalina, corregimiento de Puerto Pilón, donde vivía la víctima.
La escena era horrorosa. Había manchas de sangres por todas partes: paredes, techo, piso y cama. Su cuerpo estaba en estado de descomposición. Las autoridades presumen que tenía por lo menos unos seis días de muerta.
En el fregador de la casa se encontró un cuchillo que se presume fue utilizado por su asesino.
La mujer estaba desnuda, por eso se cree que abusaron sexualmente de ella antes de quitarle la vida. Sin embargo, por las huellas de violencia aparenta que trató de defenderse de su agresor que era un conocido porque no forzó las puertas.
VERSIONES
Ivonne Verenice, comadre de Ramona, tuvo el presentimiento que algo ocurría, y al ir a visitarla el domingo en la noche sintió el olor nauseabundo y dio aviso para que investigaran qué le ocurrió.
"Mi hija iba a quedarse con su madrina desde el domingo, por eso la extrañamos y llegamos, cuando descubrimos esta desgracia. Sabemos que no sólo tuvo problemas con su pareja sentimental", comentó.
Clementina Valencia, su vecina más cercana, mencionó que la vio por última vez el pasado domingo, porque tuvo que irse a visitar a su hija, y después, cuando regresó el pasado jueves, la llamó y nadie respondió.
Clementina coincidió con la comadre y otros vecinos que con la persona que tenía siempre problemas era con ese hombre con quien mantuvo una relación sentimental, y que además tiene su familia.
La dominicana, que llevaba unos ocho años de permanecer en este país, hacía tres años que vivía en ese lugar donde todos la querían porque era cooperadora y hasta se había ganado el mote de "la tía Ramona".
La Policía Nacional, la Policía Técnica Judicial y el Ministerio Público realizan las investigaciones en este homicidio.
Ramona buscó un futuro en este país y lo que encontró fue la muerte.
Ahora dejó huérfanas a sus dos hijas adolescentes de 15 y 21 años, que soñaban compartir esta Navidad con su madre. |