EDITORIAL
Caída de Saddam
El ex dictador de Irak, Saddam Hussein, fue capturado por tropas estadounidenses en un operativo sorpresa en Tikrit, ciudad natal del presidente derrocado.
Al ser hallado por los "marines", el aspecto del otrora "Dueño y Señor del Medio Oriente", parecía más bien el de un harapiento indigente de los que usualmente vemos en nuestro país.
Que triste fin le tocó a semejante personaje. El que una vez tuvo 52 lujosos y flamantes palacios en el país de las Mil Maravillas de los cuentos de Aladino, llegó al extremo de ocultarse en una cloaca para evitar ser atrapado. Su final está fotografiada en las palabras bíblicas de los evangelios cuando se señala que los hombres que se exaltan serán humillados. Así fue lo de Saddam.
Ahora tendrán que responderle a justicia por sus crueles crímenes contra la humanidad. Hussein mató, directa o indirectamente a 1,5 millones de personas, provocó tres guerras que desestabilizaron al mundo y lanzó una campaña represiva en contra de su pueblo, al mejor modo de la ley del Talión, "ojo por ojo, diente por diente".
La caída de Saddam le trajo recuerdos a muchos panameños, pues algo similar pasó con el arresto de Manuel Antonio Noriega en un mismo mes de diciembre. El ex Hombre Fuerte de Panamá se refugió en la Nunciatura Apostólica.
Ojalá la captura de Saddam traiga paz y esperanza al sufrido pueblo árabe, en especial el iraquí, el cual tuvo que soportar hambruna, humillaciones y vejaciones jamás vistas mientras Saddam y sus allegados la pasaban a lo grande, en medios de los lujos de la vida.
PUNTO CRITICO |
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