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Para la mujer era un plan perfecto. Se le había ocurrido a ella, y eso bastaba para convencerla. No podía fallar. Tenía que ser un éxito. Por lo tanto, no había por qué esperar. Cualquier dilación sería tonta. Así que Maía Rekola, bella mujer de treinta y cuatro años, de Tampere, Finlandia, sedujo a su médico y tuvo un hijo con él.
Sólo quería un hijo "superior": sano, lindo e inteligente. Porque los dos que ya tenía con su esposo Jaako eran poco inteligentes, lo mismo que el padre. Tuvo el hijo que quería, notablemente inteligente; pero destruyó su hogar. Su esposo la divorció y a él le otorgaron la custodia de los niños.
Muchas veces en la vida un plan que parece perfecto resulta un fracaso, sobre todo si la realización de ese plan entraña la violación de las sagradas leyes de Dios. A esa mujer le pasó eso al pie de la letra. Concibió de un hombre inteligente un hijo inteligente, pero desencadenó una serie de trastornos que llevaron al naufragio el matrimonio y el hogar. Tuvo cabeza para elaborar un plan, pero no lo suficiente para medir las consecuencias.
Por algo será que Dios nos ha dado leyes estrictas para el amor, el matrimonio y el sexo. Como inventor del matrimonio, nuestro Supremo Creador es el único que puede establecer leyes al respecto. Y las leyes que ha establecido sobre el matrimonio se basan en una estricta fidelidad recíproca.
Muchos hombres y mujeres quieren estructurar su matrimonio y sus relaciones sexuales como les place, como se lo pide su temperamento o se lo exige su pasión. Pero no es el hombre quien debe dictar leyes al hombre, sino Dios.
El matrimonio a prueba, el sexo libre, la pluralidad de cónyuges y las aventuras de una sola noche no contarán nunca con la aprobación de Dios. Van en contra de sus principios, así que practicarlos constituye un atentado contra la conciencia, la felicidad y la salud física y mental. Con razón esas prácticas terminan en destrucción.
Invitemos a Jesucristo, el Hijo de Dios, a que sea nuestro Supremo Maestro y Guía, y lleve a cabo su plan perfecto en nuestra vida. Él es el único hijo realmente "superior" de todos los hijos que jamás hayan nacido. Su plan siempre produce paz, felicidad y armonía. |
