MENSAJE
La responsabilidad de los padres de familia
Rómulo Enmiliani
Tener hijos establece una
nueva situación sicológica que hace necesarias una serie de
elementos que deben reunir las parejas. Es primordial la función
educadora de los padres a los hijos.
Es inconcebible una procreación sin educación. No basta
con ser padres biológicos, hay que ser los padres personales y el
primer deber es tener hijos sanos. Esto exige una dinámica nueva
entre la pareja que dependerá de la madurez, la preparación
personal conyugal, y los modelos de paternidad que se tengan al respecto.
La familia nace con la llegada del hijo. La conyugalidad es entonces
sinónimo de Familia. Una familia es algo más que una estructura
estática o convencional. No es simplemente la foto de los padres
y los hijos que siguen de manera inalterable los patrones de la sociedad.
La familia es algo que vive una realidad dinámica que involucra interacción,
y vincula efectividad con una serie de elementos y sentimientos. Es vida
y dinamismo que hace que cada uno de los miembros se sientan que viven y
valen.
En la educación de los hijos existen ciertos A-B-C que son una
realidad. Esto hace que los hijos crezcan en un hogar equilibrado. Es necesario
una comunicación adecuada. Los hijos deben crecer viendo a sus padres
juntos y no sólo tener la función educadora de la madre. Es
necesario el equilibrio paterno; un compañero, guía, fuerte
y seguro. El hijo debe encontrar al padre siempre que lo busque. Ser padres
implica entonces ser modelo de vida. Los padres deben estar conscientes
que la vida familiar los va a absorber y envolver de manera total en muchos
momentos. No basta con ser amigos; es mucho más lo que requiere una
paternidad auténtica. Lo que los hijos necesitan de los padres es
su presencia activa en la casa; alguien que responsablemente asuma su papel
de manera integral; que tengan autoridad y disciplina conjugado con amistad,
con afectividad profunda y con el deseo de formar una personalidad auténtica.
El arte de vivir consiste en ocupar un puesto en la sociedad sin violentar
las necesidades de uno mismo y de los demás. El arte de ser padres
consiste en enseñarle a los niños el arte de vivir. Las necesidades
y los sentimientos opuestos, es decir, los de los padres y los de los hijos
pueden coexistir. Para lograr esta capacidad de comprensión es necesario
establecer un diálogo siempre abierto entre padres e hijos. El primer
paso para esto es guiar a los hijos hacia su propia independencia. Es importante
determinar cuándo el niño se encuentra preparado para dar
el siguiente paso en su propio desarrollo. Gradualmente el muchacho va adquiriendo
mayor autoridad y autonomía para enfrentarse a la vida siendo él
mismo el que deba resolver sus problemas.
El papel de los padres no es crear un lecho de rosas para su hijo, sino
ayudarlo a abrirse camino a través de las espinas. El desarrollo
de la personalidad se produce por medio de la interrelación del niño
con su entorno. Es ahí donde las frustraciones forman parte importante
de la vida diaria.


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