En la Asamblea Legislativa los comisionados de las bancadas están discutiendo una resolución para regular la franquicia telefónica de que disfrutan los legisladores, una de las muchas canonjías, prebendas y privilegios que gozan los representantes del pueblo panameño en ese órgano del Estado que succiona el erario a borbotones.
Según esta franquicia, me informa una fuente confidencial a lo interno del parlamento, cada uno de los legisladores tiene derecho a tres líneas telefónicas gratuitas que se pagan con los fondos de los panameños, desde el más pobre hasta el más rico.
Uno de los legisladores que se puso la mano en el pecho dijo que renunció a esa prebenda pues considera que hay personas que ganan salario mínimo, que cuando quieren un teléfono domiciliario lo tienen que pagar, de lo que deduzco, que todo el que quiera llamar a su novia, querida o esposa de vacaciones en el extranjero, tendrá que meterse la mano en su bolsillo.
El parlamentario opina que no pueden existir esa clase de privilegios en un momento donde hay una cantidad de necesidades y gente que se acuesta sin dormir, niños que no pueden ir a las escuelas y personas que no tienen cómo comprar los medicamentos.
Lo más insultante a la dignidad de este pueblo es que esos privilegios han sido amparados en una ley a espaldas de las mayorías nacionales ausentes del manejo de la cosa pública. |