Lo «imposible» volvió a ocurrir, al cabo de 60 años. Al gigante dormido lo sorprendieron a traición, a plena luz del día, sin tiempo para abatir los aviones enemigos. Esta vez no hicieron falta 358 bombarderos y cazas de guerra; bastaron cuatro aviones de pasajeros, usados como proyectiles kamikazes.
Ayer se cumplió el aniversario del primer Pearl Harbor (7 de diciembre de 1941); pronto celebraremos los 100 días del otro Pearl Harbor, el del 11 de Septiembre de este año que está a punto de morir y que nunca olvidaremos.
La Historia avanza siempre por vericuetos paralelos. Todo sucede dos veces, por lo menos. Basta con repasar fugazmente lo ocurrido entonces, cambiar las fechas y alterar los objetivos para tener un cuadro más o menos exacto de los ataques contra el World Trade Center. El armazón retorcido de la Torre Norte es un poco como aquella otra imagen de la torre abatida del portaaviones.
Ataque contra América. Día de la infamia. El mundo, en pie de guerra... Los periódicos se anticiparon a la hora de trazar paralelismos entre los dos Pearl Harbor. La conmoción nacional y mundial fue esta vez superior. Al fin y al cabo, el archipiélago de Hawai era un punto lejano y exótico. La isla de Manhattan es el ombligo del planeta.
Mucho se ha escrito comparando las dimensiones épicas de ambas tragedias. El bombardeo de Pearl Harbor provocó un infierno rojo y negro, con casi un centenar de buques y decenas de aviones ardiendo. El ataque contra el World Trade Center fue, si cabe, más fulminante y espectacular. ¿Cómo olvidar las imágenes de los dos torres gigantes desmenuzándose como la arcilla?
En Pearl Harbor hubo 2.403 muertos, casi todos ellos personal militar. En las Gemelas, el recuento se aproxima cada vez más: primero se dijo que 6.000, después de 5.000, ahora se habla de algo más de 3.000.
En 1941, la declaración de guerra contra Japón llegó al día siguiente, con un solo voto en contra en el Congreso. En esta ocasión, el Congreso tardó tres días en autorizar al presidente «el uso de toda la fuerza necesaria», también con un voto disidente, el de la demócrata Barbara Lee.
«Estamos ante un nuevo tipo de guerra, diferente de todas las que ocurrieron en el pasado» (Franklin D. Roosevelt, 23 de febrero de 1942). «Estamos ante un tipo diferente de guerra a la que no está acostumbrada América, una guerra que requiere una mentalidad diferente» (George W. Bush, 11 de octubre de 2001).
El presidente Roosevelt pidió sacrificios económicos a los americanos. El presidente Bush incita a los americanos a que demuestren su patriotismo consumiendo sin límite. Roosevelt reimplantó los tribunales militares, algo que no ocurría desde la guerra civil. Bush resucita los tribunales militares, por primera vez desde que lo hiciera Roosevelt.
Más de 120.000 japoneses fueron detenidos en suelo americano y confinados en campos de concentración mientras duró la II Guerra Mundial. Más de 1.000 ciudadanos, en su mayoría árabes, han sido arrestados desde el 11 de Septiembre y privados de sus derechos más elementales.
Tras el ataque de Pearl Harbor, todos los villanos eran japoneses, y el mayor de todos, Hirohito. Los nuevos villanos son los talibán, y el hombre más odiado y buscado es Bin Laden.
El grito de guerra en 1941 fue el famoso «Tora, tora, tora». Bin Laden se esconde en las montañas de Tora Bora. En Pearl Harbor se gestó el embrión de la CIA para evitar futuros ataques sorpresa. La CIA fue incapaz de prever los atentados del 11-S y ha sufrido la primera baja en la operación Libertad Duradera.
Dos meses antes de la tragedia del World Trade Center, se estrenó la película Pearl Harbor, recibida discretamente por el público. Esta semana se ha relanzado en vídeo y ha fulminado los récords de ventas en un solo día: tres millones de copias. El presidente, por cierto, rechazó la invitación para asistir al 60 aniversario de Pearl Harbor en Honolulu. Bush recordará hoy la simbólica fecha a bordo de un portaaviones en la base naval de Norfolk, Virginia. |