A principio de la década del 80, los barrios pobres de Medellín aplauden la generosidad de Escobar, a quien llaman el "Robin Hood paisa". Su popularidad le dio para hacerse elegir congresista por el Partido Liberal, lo que le dio una impunidad parlamentaria.
Gozó de su fortuna. Adquirió departamentos, villas y fincas, entre ellas la más famosa, "Nápoles", donde instaló un zoológico con animales traídos de todas partes del planeta.
SE LE ACABO LA TRANQUILIDAD: LO DENUNCIA Y COMENZO SU ATAQUE
La vida relativamente libre de sobresaltos para el capo cambió a mediados de los 80. Sus acciones ilegales fueron denunciadas por el ministro de Justicia, Rodrigo Lara, y por el diario El Espectador. Lara y el director de El Espectador, Guillermo Cano, fueron asesinados meses más tarde.
Es expulsado de la política y termina amenazado con ser extraditado a Estados Unidos. Para evitar la extradición, llevó a cabo una campaña dinamitera que cobró centenares de víctimas.
LE LLEGO EL FINAL DE SUS DIAS EN UN TECHO DE MEDELLIN
Es el desespero por arreglar la situación de su familia, la que pierde a Escobar. Había estado preso, escapó, organiza atentados, y luego intenta negociar su entrega pidiendo que se respete a su famlia.
Una llamada a su hijo es rastreada, y los uniformados entran a una casa de Medellín.
Escobar trata de escapar por el techo, pero allí es alcanzado por las balas. El día anterior había cumplido 44 años. |