El genio hizo arte. Es un sinfonista con música en sus piernas. Es Zlatan Ibrahimovic, un "crack" que retumbó las redes, con pase de Alves, para ser Mozart ayer en el Camp Nou y sellar una victoria del Barcelona sobre el Real Madrid apenas por un gol.
Fue un bocado de reyes, una jugada aislada, que definió un partido que se veía para el empate, donde el Madrid se creció, pero al final murió de golpe en la yugular propiciado, no por un pilluelo, sino por un cirujano sueco.
PRIMER TIEMPO
El Madrid tuvo la opción más clara en los botines de Cristiano Ronaldo. Dominó el equipo blanco esa primera media hora. Y en el minuto 19 la historia pudo cambiar.
Kaká le dio un pase a CR9, en la dupla que todo Madrid soñó, y el portugués, sin marca, la tuvo para relamerse e intentó cruzarla, y en la mejor jugada de Víctor Valdés, apenas con el pie, desvió el balón de la historia, camino a la tierra de Peter Pan, la del Nunca Jamás.
El Barcelona también tuvo las suyas, aunque Henry, que jugaba en cámara lenta, no sabía aprovechar las oportunidades que se le presentaron. Y siempre el Barcelona bien con Iniesta y Xavi, aunque hay que destacar el gran trabajo de Piqué y Puyol.
EN LA SEGUNDA PARTE
Oportunidades hubo, no fue el mejor partido de Higuaín ni de Benzema (en los 25 minutos que jugó), Raúl hizo lo que pudo tras entrar al minuto 75.
El mejor en ofensiva blanca fue Cristiano, cerca estuvo Kaká, aunque este último era intermitente, pero cuando aparecía hacia picardías.
Pero todo se definió mucho antes, recién arrancaba la segunda mitad, al minuto 56, Dani Alves hizo un centro desde la banda derecha, cruzó el desierto y los mares para aterrizar en la pierna izquierda de Zlatan, que le pegó con maldad a la pelota para dejar a Casillas mirando estrellas.
De allí en adelante el partido fue parejo, mejoró mucho el Madrid tras la expulsión de Sergio Busquets, al minuto 63. Pero la superioridad no fue suficiente.
El Barcelona supo defender el 1-0 y en los últimos 10 minutos sacó al Madrid de concentración, se perdió mucho tiempo y el árbitro Undiano Mallenco (muy mediocre) pitó una serie de faltas que pausaron mucho un partido que desequilibró al mejor jugador blanco, Lass, quien vio la cartulina roja al 90.