Guillermo Martínez llevaba ya un tiempo caminando y aún le faltaba hora y media para llegar a la tienda más cercana para comprar una "latita de vick", para frotar el pecho y espalda de su hijo quien se había resfriado a causa del intenso frío y la lluvia que azoto la región capireña.
Martínez fue uno de los que pudo cruzar al otro lado del puente de Nueva Arenosa el pasado sábado, luego que cuadrillas del MOP, habilitaran un paso peatonal; colocando tablones además de un pasa manos para unir el puente con el otro extremo. En la casa en donde vive son siete los niños y algunos ya están resfriados.