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COMENTARIO
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Soñar con gabinete

Julio C. Caicedo | Periodista

La espantosa pesadilla de Gloria Escartín González, no tiene precedentes en la historia soñarrera panameña. Sonó que, la mayoría del gabinete despertó después de una urgentísima operación que les hicieron en el Hospital del Seguro a cada uno de ellos, a la misma hora y en la misma sala. Al abrir los ojos observaron asustados que las cortinas del salón además de cerradas, eran más gruesas de lo normal. - ¿Por qué están cerradas las ventanas? - Le preguntan a gritos los tipos de Salud, Seguro y Educación a tres enfermeras que los velaban apaciblemente-, ¿Acaso está lloviendo muy "duro" o ya amaneció?. - No, miren señores. - responde la más adulta de las señoras -, lo que pasa es que allá abajo en la parada hay un fuego muy grande y voraz, se han incendiado cuatro buses en hilera, y por nada del mundo queríamos que ustedes se despertaran y creyeran que no habían salido con vida de sus operaciones.

Doña González Escartín, que soñaba hasta en las siestas, se ha topado después de 90 años de fantasías, con este sueño tan feo, que le ha obligado a no recostarse siquiera para coger un monito los mediodías como era su costumbre. Doña Gloria, ahora no se atreve a dormir y de la angustia ha viajado dos veces hasta la playa Juan Hombrón, a tocar el árbol de agallo que santiguó el maestro Elías antes de morirse y que cura los desvelos y las pesadillas.

Por su edad, González Escartín ha sido testigo de decesos trágicos como: Los años de malaria, la viruela, la varicela, la fiebre amarilla, la tuberculosis, el cáncer y el SIDA. Sufrido en la guerra de Coto, herida en el 64, cárcel en el golpe del 68, tres sobrinos muertos en el batallón que fue a Nicaragua y en la invasión del 89 perdió los ventorrillos con plata. Últimamente le han robado taxis, golpeado los maleantes, asesinándole amigos, vivido el terror de las pandillas y enterrado a su hermana por el guayacolato que se supone obedece al brillante trabajo de Luciano y Alleyne. Y ninguna de esas desgracias le han alterado sus sueños, como la desgarradora situación que se vive en el país. Ahora la señora presagia que no vivirá más allá de este gobierno por lo que impreca al cielo para que sus últimos sueños no sean tenebrosos y menos que tengan que ver con el gabinete, demonios, liacones, ni con funcionarios candidatos al infierno.



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