REFLEXIONES
La fe en el pueblo
Leandro Avila
Dirigente Sindical
Para tener verdadera fe en
el pueblo, se necesita ser del pueblo. Quien no tiene fe en el pueblo es
porque no ha sido ni es del pueblo, o quizás porque aspira a dejar
de pertenecer al pueblo para entrar a formar parte de una élite de
políticos-negociantes privilegiados.
He querido traer este tema al tapete para que sirva de reflexión
a todos los panameños que estamos participando en el debate nacional
para determinar quiénes serían los mejores representantes
del pueblo, al momento que se den las elecciones generales del próximo
2 de mayo de 1999.
El ejercicio democrático de elegir esos candidatos en las primarias
de los respectivos partidos nos permite calibrar, entre otras cualidades
que debe tener un buen candidato, precisamente, la fe que él o ella
tengan en el pueblo.
Aspirar a gobernar un país sin tener fe en su pueblo es un terrible
contrasentido, porque lo primero que hacen ése tipo de gobernantes
es gobernar en contra de sus pueblos y evidentemente en su campaña
y esperar sacar los beneficios correspondientes. Eso es! Porque ya se ha
dicho antes, y el pueblo lo sabe: "la política criolla arrastra
desde los orígenes de la nación, una serie de malformaciones
y tergiversaciones de lo que debe ser la política como instrumento
de búsqueda del bien común, de la equidad y el bienestar de
todos los ciudadanos.
Algunos comentaristas y hasta políticos muy conocidos, han comentado
con aire de burla y hasta con una preocupación mal fingida, que hay
demasiados pre-candidatos a las primarias y que muchos de éstos no
tienen los quilates necesarios para gobernar a Panamá.
Nos parece que en estas observaciones tenemos que rescatar algo: que
los pre-candidatos deben llenar un perfil mínimo que garantice la
seriedad de su propuesta. Pero una cosa es desear que los pre-candidatos
sean escogidos entre lo mejor de los ciudadanos, y otra equivocar los criterios
de selección.
Decir por ejemplo, que un candidato o pre-candidato debe poseer estudios
universitarios es desconocer dos cosas muy importantes: Primero, que el
90% de la población ciudadana carece de esos estudios, y segundo,
que yo sepa, ninguna universidad del mundo otorga títulos que enseñan
a gobernar con justicia, con equidad, al servicio del pueblo.
Si se aplicara tal criterio, tendríamos que la inmensa mayoría
de la población no podría jamás aspirar a cargos públicos
por elección. Por el contrario, estaríamos confirmando que
el tipo de democracia que queremos es meramente formal, tipo embudo, más
cerca de la élite del poder económico y político que
del pueblo.
Creemos eso sí, que se deben definir algunos criterios, pero no
relacionados ni al dinero que puedan tener los candidatos, ni a su nivel
de estudios, ni a sus apellidos. Aunque en la práctica estos aspectos
son más determinantes de lo que quisiéramos.
Un buen candidato debe tener a nuestro juicio las siguientes cualidades
básicas: mucha fe en el pueblo, honestidad, inteligencia (que no
es equivalente a educación universitaria), liderazgo democrático,
capacidad de diálogo y negociación (que generalmente se aprende
en la práctica), optimismo (para ver siempre lo positivo de cada
situación), humildad para reconocer errores (el poder tiende a enceguecer
a los gobernantes) y sobre todo, mucho amor a la Patria y al pueblo panameño,
para que las políticas que se promuevan hagan crecer social y culturalmente
a nuestro país.
Los sindicatos panameños que apoyamos la pre-candidatura del compañero
y amigo Pablo Arosemena, estamos convencidos que el país necesita
un cambio profundo. El país necesita desarrollarse integralmente
y con la participación de todos sus ciudadanos. Por eso propusimos
al dirigente Arosemena, porque aparte de su gran experiencia sindical y
política, es un hombre del pueblo, humilde y honesto, acostumbrado
a respetar a las personas y a buscarle solución a los problemas de
manera colectiva, en consulta permanente, como decía Omar Torrijos.
El pueblo, que constituye la base de esta nación tiene en sus
manos la posibilidad de construir un gran país si se organiza, si
elige a los mejores candidatos, a quienes han demostrado por muchos años
que están a su servicio con el único interés de engrandecer
a Panamá y a su gente.

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