Jueves 19 de nov. de 1998

 








 

 


FAMILIA
Génesis de los mitos de la droga

James A. Inciardi

E
ste espíritu de construcción de mitos es evidente, por ejemplo, en el sensacionalismo periodístico de las novelas de diez centavos del siglo XIX en Estados Unidos, las aproximaciones a los hechos por parte de historiadores de gabinete y la alquimia religiosa de generaciones de escritores cristianos y de evangelistas contemporáneos de televisión.

Entre los mitos más curiosos que pervivieron durante siglos en gran parte del mundo estaba el del unicornio, un producto de la Santa Biblia. Los limeo, pero cerca del 250 a.C. un grupo de judíos helenísticos tradujeron las Escrituras al griego, produciendo una versión de la Biblia conocida como la Septuaginta. En las Escrituras originales, los escritores hebreos habían mencionado con cierta reverencia un animal al que llamaban Reem. En Job39:9-12 y Num 23:22, se señalaba que el Reem tenía gran fuerza. Se lo caracterizaba como huidizo, indomable, feroz y especialmente distinguido por el cuerno de su frente, pero nunca se lo describía concretamente. Estudios ulteriores descubrieron que el Reem era el Bos primigenius o uro, un buey salvaje que se creía que era el ancestro del ganado doméstico europeo.

Pero al uro, ahora extinto, nunca lo habían visto los traductores, dado que ya no existía donde ellos vivían. Sin embargo, los rasgos del Re'em despertaron oscuros recuerdos de otra bestia que se creía que era feroz, misteriosa, extraña y remota. Usaron la palabra griega monokeros.

El monokeros de los antiguos griegos venía de los escritos de Ctesias, el historiador y una vez médico del rey persa Artajerjes II. En el 388 a.C. había escrito un volumen sobre la India, basado primordialmente en los cuentos y dichos de los viajeros. En él describía a "un asno salvaje de la India" que tenía todas las características del unicornio mítico. Los zoólogos han determinado que el monokeros de Ctesias o "asno salvaje de la India" era concretamente el rinoceronte indio, con mezclas agregadas de rasgos de algunos otros animales. Pero, en inglés, monokeros significa unicornio. Re'em se tradujo a monokeros con un resultado capital: por muchos siglos futuros, la existencia del unicornio se reiteraría y no se podría dudar de ella pues se lo mencionaba repetidamente en la Santa Biblia.

Más entretenido es el mito de D.B. Cooper, el secuestrador de aviones que saltó de un jet de línea de Northwest Orient Airlines la víspera de Acción de Gracias de 1971 con un rescate de 200.000 dólares que había exigido de los funcionarios de la aerolínea. Después de que saltó en paracaídas del avión sobre Ariel, Washington, el FBI lanzó una cacería humana masiva. Cooper nunca fue hallado y casi inmediatamente se convirtió en un héroe popular de los tiempos modernos, un Robin Hood del siglo XX. La mitología popular sostiene que huyó, que engañó al sistema.

Por contraste con los cuentos del unicornio y el de D.B. Cooper, la génesis de los mitos de la droga es considerablemente más compleja, y ha surgido de numerosas posturas médicas, políticas, legislativas, científicas y morales de la sociedad norteamericana. La temprana asociación de fumar opio con los chinos, un grupo cultural y racial que había sido definido legalmente como ajeno, una designación que perduró alrededor de 1943.

 

 

 

 



 

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