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Tomar decisiones es lo más difícil para un ser humano. En el campo laboral, en el hogar y en lo sentimental, son las áreas donde diariamente debemos adoptar acciones, definir situaciones y hasta concluir relaciones.
Salvo que sea una persona insensible, para ningún jefe es agradable mirar a la cara a un subalterno y decirle: "mira hermano, hemos decidido despedirte".
Ese jefe pasa revista mentalmente en busca de la forma de hacerle menos doloroso a su compañero de años, el decirle que todo ha terminado. Un jefe también piensa en que ese hombre que se queda sin trabajo tiene hijos que mantener. ¡Qué duro es ser jefe!, me exclamaba un chico que por cuestiones del destino me tocó notificarle el cese de labores.
Así son las cosas de la vida, pero también hay muchos trabajadores que por más indicaciones que se le hagan no asimilan. Se le dan instrucciones y no las atienden. Tienen cero iniciativa. Si no le asignan tarea, se quedan con los brazos cruzados.
Está el otro grupo de colaboradores, al que no puedes indicarle nada ni cuestionarle un trabajo, porque enseguida van como radio bemba o boca de megáfono, haciendo encuestas entre los demás empleados para evaluar si el superior tiene la razón o no.
Claro que un jefe se equivoca y a veces no le llama la atención de manera adecuada a un subalterno, pero si ese superior es una persona equilibrada y justa, al poco tiempo rectificará y pedirá disculpas.
Todo eso forma parte de las decisiones. Algunas buenas y otras malas. Al final hay que tomarlas y cargar con la responsabilidades que ellas involucran.
En lo sentimental, también hay decisiones difíciles. Cuando se termina una relación, resulta todavía más duro el comunicar esa mala noticia.
En los temas del corazón el dolor es mayor. No es como la herida que se sutura y luego al cabo del tiempo ya se te olvida. Acá la cosa es peor. Son aspectos que aturden. No es como borrar la cinta de un casette.
¡Así son las decisiones!. Algunas veces son fáciles, otras te duelen adoptarla. Por eso un consejo: medita para que cada acto tuyo esté lleno de prudencia y que Dios te guarde amigo lector. |
