“Este es un país de película”, me han dicho algunas personas, pensando que somos lo máximo. Yo agregaría que podemos ser “de película”, pero no cómica sino de terror. Aunque algunas cosas que pasan aquí dan risa... para no llorar.
Figúrense que me desayuno con que desde hace tres meses el agua que bebemos en la capital no tiene flúor... sencillamente porque han ocurrido “demoras” en el proceso de compra de esta sustancia, tan necesaria para tener buenos dientes.
En otro país que no fuera de película habrían ocurrido dos cosas al respecto: primero haber botado hace tiempo a los encargados de comprar el flúor y que se demoraron en hacerlo esta vez.
Y segundo, le daría vergüenza a los funcionarios del IDAAN hablar de esta situación, que demuestra a las claras la mala administración de esa institución.
Pero, es que en el IDAAN estos absurdos son cosa corriente. Allí está los “sopotocientos” llamados a licitación y concursos para ampliar la potabilizadora de Chilibre, que han fracasado por no sé bien qué razones (que no son excusas, ya que esas obras se necesitan para dar agua a gente que no la tiene en este momento).
De películas también es enterarnos que en manos de extranjeros (colombianos, por el momento), estaban miles de tarjetas básicas con las cuales se podían falsificar cédulas.
Recuerdo que cuando gastaron su millonada en la nueva máquina de cédula, dijeron que nunca podrían ser falsificadas. Ahora andan como locos buscando miles de estas tarjetas. Aunque digan que la culpa la tiene la empresa que trae dicho material, el Tribunal Electoral no puede pasar agachado ante este tremendo asunto, que puede dejar en feo la seriedad de la cédula.
Otro caso de película de horror, es saber que los ministerios no han podido gastar el dinero que les dieron para invertir en mejorar las condiciones de vida del panameño.
Ejecutar la mitad o menos del presupuesto es una vergüenza, en los momentos actuales cuando lo que falta en el país es invertir para dar empleos a muchos pobres.
Y hablando de cosas “de película”, hay que anotar que solamente el cuarenta por ciento de los panameños adultos están inscritos en partidos políticos.
Después los susodichos partidos se creen “la mamá de Tarzán” con todo el derecho de dirigir el país, cuando la mayoría no cree en ellos. Somos los independientes los que deberíamos tener peso en las cuestiones de gobierno y no los partidos políticos.
Pero para inventar cuentos y pasar sus “torpedos” busquen a los panameños. Otra cosa de película es venir con el cuento que la bendita Reforma Tributaria ayudará a Panamá.
Lo que hará realmente es quitarle la plata a la clase media y baja, porque los de arriba no pagan suficientes impuestos. Así que más estrecheces habrá para vivir bien en Panamá, gracias a esa Reforma Tributaria (cuidado que quieren más plata para las elecciones).
Sí, somos un país de película. |