El terrorismo adopta una nueva modalidad, se trata de "ecoterrorismo", que a nombre de defender el medio ambiente y a los seres vivos, se recurre a incendios, bombas y sabotajes. Sólo en el oeste de los Estados Unidos, se han perpetrado más de 100 ataques, que han representado pérdidas por valor de $42.8 milloneS. Todo eso se hace, según los "ecoterroristas" para ponerle fin a la tala de árboles, al turismo ecológico y a la utilización de los animales en las industrias peleteras, de la alimentación y de los laboratorios.
Los gobiernos han catalogados estos actos como terroristas, pues quienes lo hacen se valen de la violencia para tratar de imponer cambios en la conducta de individuos e instituciones, así como en la política pública. Atacando objetivos lejanos a menudo de noche, y casi sin dejar más huellas que las ruinas calcinadas, los ecoterroristas evitan ser descubiertos. Los delitos cometidos en nombre del medio ambiente solían tener impacto local y no recibían cobertura en los medios. Pero en los últimos años se están atacando blancos muchos mayores buscando, según dicen ellos, llamar la atención a su causa, a fin de conseguir el cambio y si no lo logran, entonces probar con otras medidas.
Este tipo de terrorismo, no tiene como fin principal acumular muertos y heridos; lo que buscan a través de sus actos es socavar la autoridad, creando un clima de conmoción y miedo, logrando de esa manera que se escuche su causa. El ecoterrorismo incide grandemente en pérdida en las economías nacionales, haciendo que los gobiernos gasten una enorme cantidad de tiempo y de recursos para combatirlo. Los activistas del ecoterrorismo actúan de manera sistemática, premeditada y calculada. |