Eran decenas de niños desde kindergarten hasta noveno grado de la escuela Stella Sierra, de Loma Cová, en el distrito de Arraiján. Todos llevaban bien planchados sus uniformes y se notaban llenos de entusiasmo.
Ese sábado veintisiete de octubre era el "Día del Estudiante", alumnos del cuarto año diurno de Relaciones Públicas, realizaban en tal lugar un programa de Comunicación y Capacitación. Esperaban lograr buena nota en la materia Planificación de la Comunicación, que impartía el profesor Santiago Samaniego.
Semanas antes habían ido al lugar para pasar una encuesta y coordinar el evento. Enviaron numerosas cartas a empresarios y políticos, pidiendo cooperación en comida, frutas y golosinas, para agasajar a los niños.
También solicitaron ayuda a los Bomberos, Centro de Salud y otras instituciones, para que enviaran a expositores. Los muchachos recibieron charlas sobre derechos de los niños, drogadicción y alcoholismo, educación sexual, enfermedades de transmisión sexual, hábitos de estudio, auto estima e higiene dental, etc.
Se pudo realizar la actividad gracias al apoyo del dinámico director de la escuela, profesor Manolith Samaniego. Dicho centro educativo es nuevo, pues se inauguró en el año noventa y nueve. Cuenta con siete pabellones, entre aulas, campos deportivos, cocina, etc.
El entusiasmo salía por los poros a este joven y eficiente director de la escuela, a pesar que su nombramiento no ha sido ratificado. Como él hay decenas de directores de escuela que lo hacen sin mayor reconocimiento, por culpa de la burocracia educativa o quién sabe qué razón. Junto con el profesor Santiago Samaniego recordé a la poetisa delicada Stella Sierra, quien era profesora en el Instituto Nacional cuando hice mi secundaria.
Me tocó como director de la Escuela de Relaciones Públicas (nuevo cargo que tengo desde hace poco), felicitar a alumnos y al profesor por esta actividad. Dije que allí teníamos un ejemplo de "la otra Universidad de Panamá". Que la Universidad a veces tenía la mala imagen que dan unos cuantos estudiantes que cierran violentamente la Transístmica y afectan la libertad de circulación.
Lamentablemente los medios de comunicación no dieron importancia a la actividad de ese sábado, que tanto bien ha tenido que hacerle a centenares de niños de Loma Cová. "Si hubiera habido un muerto aquí, entonces hubiéramos salido en primera página de los periódicos", dije en mi discurso inaugural.
Pero así es la vida. Tiene cosas buenas y malas. A veces el público solamente se entera de las malas, porque "son noticias". Las actividades buenas como las que hicieron esos alumnos de Relaciones Públicas, coordinados por la joven Ziara Valdiviezo, sólo quedarán en los corazones agradecidos de quienes se beneficiaron con esta iniciativa. Para mí fue una mañana positiva y buena, que me llenó de optimismo el alma. Y lanzando un suspiro murmuré: "¡No todo está perdido en Panamá!". |