Dos atacantes suicidas mataron a por lo menos 35 personas, en un centro de reclutamiento de la policía en Bagdad, la capital de Irak.
Según fuentes policiales de ese país, el atentado también dejó a más de 60 heridos.
Un gran número de hombres jóvenes se encontraba en esa base de la Policía Nacional Iraquí, situada en el oeste de Bagdad, cuando los atacantes hicieron estallar las bombas que llevaban atadas a sus cuerpos.
Con frecuencia, insurgentes sunitas han llevado a cabo ataques como éste contra las fuerzas de seguridad del gobierno iraquí apoyadas por Estados Unidos.
También, una explosión en el centro de Bagdad causó la muerte de cuatro civiles e hirió a otros diez.
Un capitán de la policía, Mohammed Abdul Ghani, dijo que aparentemente estaba dirigida contra una patrulla policial, que no fue afectada. Otro estallido no dejó muertos ni heridos.
Ghani añadió que se encontraron cinco cadáveres, con los ojos vendados y las piernas atadas, en diferentes partes de la zona este de la ciudad.
La semana pasada, el ministro de Salud de Irak informó que de 100, 000 a 150, 000 civiles -una cifra superior a las previamente aceptadas- han muerto en ese país desde la invasión estadounidense en 2003.