REFLEXIONES
"No
al aumento de la energía eléctrica"

Carlos Christian Sánchez
El año
2000 pasará a la historia como el período de los
apagones: Aunque algunas de las suspensiones de energía
eléctrica eran anunciadas en los periódicos, casi
nadie pudo enfrentar el abrupto corte de luz de mediados de año,
en donde cientos de ciudadanos perdieron sus aparatos electrodomésticos,
mientras las grandes empresas comerciales e industriales sufrían
graves daños en sus maquinarias o computadoras.
En los medios televisivos se hizo una encuesta a los ciudadanos
frente a la pretensión de los transnacionales energéticos
de subir la tarifa de luz. Una empresaria dedicada a la manufacturación
de vigas de aluminio y demás metales para la importación,
criticó este anuncio, puesto que no se justifica. Los
apagones afectan los delicados equipos industriales y su contenido
electrónico. Por ello, su empresa perdió un embarque,
además de decenas de miles de balboas por culpa de la
pésima política energética de las distribuidoras.
No olvidamos nuestra amarga experiencia al perder varios cientos
de dólares en la inversión de una nueva refrigeradora,
todo gracias a las benditas fluctuaciones de energía eléctrica
y los apagones terminaron de dañarme la anterior nevera.
Igual, con los computadores es todo un lío. Para nada
sirvió el Ente Regulador y la CLICAC en las defensas de
los consumidores, en especial al denunciar este caso.
Las empresas de distribución eléctrica Unión
Fenosa y Elektra Noreste pretenden hoy implementar un aumento
de tarifas a los panameños argumentando lo elevado de
los costos de producción energético por los carburantes
y el petróleo, a pesar que Panamá cuenta con grandes
recursos hidráulicos. Cerca del cincuenta por ciento de
la energía de las generadoras se deriva del "Bunker"
industrial. Los españoles buscan aplicar a los usuarios
del Oeste del país un gravamen del 5%, a la vez que Elektra
considera una subida del 8%.
Al paso, las autoridades nacionales y los voceros de las distribuidoras
eléctricas afirman que el gravamen a la tarifa de luz
no afectará a los que no consuman más de 100 kilovatios
mensuales (es decir, unos 12 balboas). Esto es pura demagogia
política y barata puesto que en el presente, los panameños
de niveles moderados tienen un consumo mayor que 100 kilovatios.
Un bobillo, una pequeña refrigeradora, una plancha y un
televisor, que son utensilios domésticos comunes en un
hogar istmeño, obviamente pueden elevar el costo energético.
El pueblo panameño debe frenar los abusos de las transnacionales
que controlan los sectores de distribución y generación
de energía eléctrica, puesto que no puede ser que
el sueldo de un ciudadano termine por esfumarse con el pago de
las deudas de la luz, el agua potable y el teléfono.
Es hora ya que el Ente Regulador y la CLICAC se paren bonito,
antes que el pueblo tome la justicia por sus manos.
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