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El Caribe lucha contra epidemia de SIDA tras años de negligencia

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Río De Janeiro
REUTERS

La negligencia de los gobiernos y un gran aumento del comercio del sexo han avivado una epidemia de SIDA en El Caribe, segunda en importancia después del Africa sub-sahariana, aunque funcionarios y activistas afirman que el panorama está mejorando.

En sitios turísticos de moda como las Bahamas, el cuatro por ciento de la población adulta vive con el VIH, y en la República Dominicana el índice es del 2,8 por ciento. Esto contrasta con el índice de menos de uno por ciento en la mayoría de los países latinoamericanos.

La propagación del VIH y SIDA ya no es tan rápida porque el gobierno está atajando la epidemia, según expertos.

"El SIDA está ahora en primer lugar en las agendas políticas...especialmente en el Caribe", dijo esta semana Peter Piot, director ejecutivo del programa de SIDA de Naciones Unidas, en el foro sobre el SIDA en América Latina que tuvo lugar en Río de Janeiro.

"El año 2000 puede marcar la coyuntura para una respuesta internacional a la epidemia", agregó.

Las naciones del Caribe obtuvieron la aprobación en septiembre para obtener 100 millones de dólares en préstamos y créditos del Banco Mundial para reforzar sus programas de VIH/SIDA, y el año que viene la región proyecta publicar su primera iniciativa conjunta para combatir la enfermedad.

"Este es un proceso que va a llevar tiempo, no hay todavía suficientes recursos para atacar el problema, pero estamos por fin trabajando juntos para coordinar soluciones", dijo Manuel Santín Pena, director nacional de epidemiología de Cuba y director de la comisión regional en 1999. Pero los críticos dicen que los líderes han esperado demasiado.

"La causa principal de la propagación del SIDA en la República Dominicana, y, por extensión, en todo el Caribe, ha sido la dejadez", dijo Martha Butler, ex directora del programa de SIDA de la República Dominicana.

"Nunca ha existido mejor momento en nuestra historia para combatir el SIDA, pero muchas personas tienen que morir para que la gente se dé cuenta de la gravedad de la epidemia", dijo Butler.

La expansión del comercio del sexo combinada con una industria turística boyante y la constante migración entre los isleños, avivó la propagación del SIDA en la década de 1980.

La parte del gobierno del problema del SIDA impidieron el desarrollo de programas coherentes a largo plazo para su prevención.

Los problemas culturales también contribuyeron. El uso de condones no se popularizó debido al arraigado machismo y porque los líderes adoptaron la postura de la Iglesia Católica contra los condones y la educación sexual.

"El problema es que en el Caribe las mujeres nunca tuvieron el poder de negociar el uso de condones en las relaciones sexuales", dijo Luis Moreno, del Centro para la Investigación Integral y Orientación sobre SIDA, en la República Dominicana.

La pobreza puso el punto final. En Haití, el país más pobre de la región, más del cinco por ciento de la población adulta está viviendo con el VIH.

Los líderes regionales se están dando cuenta, al fin, del devastador impacto del SIDA en el desarrollo económico, y están empezando a tomar medidas.

En la República Dominicana, por ejemplo, la infección por VIH aunque alta, es sólo la mitad de lo que los expertos predijeron hace tan sólo cuatro años.

El pequeño tamaño de las islas ha constituido una barrera para una adecuada respuesta técnica, pero juntos esperan poder conseguir ayuda, entrenar a personal médico y reducir el precio del tratamiento comprando los fármacos en grandes cantidades.

Los obstáculos son aún numerosos. Muchas naciones del Caribe, incluyendo las más afectadas como Haití y Bahamas, no enviaron delegaciones oficiales a la conferencia de esta semana en Río.

"Sus recursos son limitados y tienen otros problemas en qué ocuparse", dijo Pedro Chequer, supervisor regional en Sudamérica del programa de Naciones Unidas contra el SIDA.

 

 

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El pequeño tamaño de las islas ha constituido una barrera para una adecuada respuesta técnica, pero juntos esperan poder conseguir ayuda, entrenar a personal médico y reducir el precio del tratamiento comprando los fármacos en grandes cantidades.

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