EDITORIAL
Consenso sobre el Canal
Siete panameños, la mayoría militantes de los principales partidos políticos, suscribieron un sesudo documento en el que anotaron sus conclusiones y sugerencias sobre los pasos a seguir para garantizar un saludable futuro al Canal de Panamá y, según sus palabras más subrayadas, también a los panameños. Se reunieron voluntariamente, y tomaron cinco meses de su valioso tiempo para confeccionar este valioso "Aporte para un consenso nacional sobre el futuro del Canal".
Después de un paso veloz sobre los estudios que durante todo el siglo XX se realizaron, y que hoy día se siguen haciendo, con el interés de modernizar la vía interoceánica, estos estudiosos del tema canalero quedaron en el mismo callejón sin salida donde han terminado todos aquellos que caminaron por este trecho en los últimos 30 años: hay que esperar uno o dos años más para que los análisis más recientes terminen, para entonces tomar decisiones "concretas y definitivas".
Sin embargo, hay que aplaudir varias aristas de esta iniciativa: primero, el haberse reunido por su propio pie, sin bombos y platillos (lo que les permitió trabajar honestamente y a sus anchas); segundo, haber dialogado sin los frenos de caballo de sus banderías políticas, con el único objetivo de beneficiar al país profundo; tercero, sacar del ámbito elitista y excluyente de la Autoridad del Canal y el gobierno el tema, para ponerlo en la mesa de trabajo de todos los panameños, incluyendo los jóvenes estudiantes; y, cuarto, llegar sin problemas al centro del enigma: el Canal no es una pieza aislada en Panamá, y modernizarlo o ampliarlo no significa únicamente añadirle una línea más a sus esclusas; preparar la vía para que nos quedemos con la mayor tajada del comercio mundial requiere un complejo movimiento de adecuación nacional, lo que incluye aeropuertos, carreteras, ferrocarriles, puertos, centro de telecomunicaciones y finanzas, oleoducto y servicios marítimos varios. Y primero que todo: gente.
Lastimosamente la Coordinadora Campesina contra los Embalses por la Vida y la Tierra se negó a conversar con ellos (una vez más le huyen al diálogo) y aún así los estudiosos anotaron la necesidad de hacerles justicia en caso que se construyan lagos en la cuenca.
Tal vez ellos temían a la política partidista, siendo los estudiosos en su mayoría militantes. Y ese temor no está de más, menos cuando estos "notables" advierten en su documento que su esfuerzo es presentado "a los presidentes o secretarios generales de nuestros partidos, al Gobierno Nacional y a la Junta Directiva de la Autoridad del Canal". En ese orden fatal y absurdo de importancia. Y eso asusta.
PUNTO CRITICO |
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