OPINION

REFLEXIONES
"La conexión Islámica"

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Carlos Christian Sánchez
Colaborador

Mientras Estados Unidos bombardea desde hace un mes el Afganistán, investigadores colombianos y estadounidenses han localizado a un libanés que hacía negocios a través de Panamá, para mandar dinero al famoso terrorista saudita Osama bin Laden. De inmediato, la Superintendencia Bancaria panameña rechazó tales aseveraciones, sobre el uso del centro bancario internacional ubicado en el Istmo, para acciones delictivas, que buscan financiar a células terroristas integristas.

El dinero de bin Laden y de sus allegados en Arabia Saudita, incluso, estuvo en Zona Libre de Colón. Una empresa de uno de los hermanos de bin Laden se invirtió en Panamá. Pero la verdad del asunto es que nadie, ni siquiera nosotros los panameños, podemos eludir el vasto control financiero de la red de "Al Qaeda".

Sobre los musulmanes que viven en Panamá, la mayoría son moderados, algunos son de la secta Chiíta, otros de la Sunní. pakistaníes, hindúes, musulmanes, libaneses y árabes, han coexistido tranquilamente en el istmo, sin que medien notables sectores extremistas. Incluso, la parodia radica en que empresarios libaneses hasta hacen negocios con inversionistas israelíes, a pesar que en Medio Oriente, ambos bandos se desangran en una confrontación armada. Otras noticias indican que Arabia Saudita, el país musulmán más importante, pues allí nació Mahoma, no está tan bendito frente a la lucha antiterrorista. Dentro del mismo, hay grupos de poder económico y político, como el movimiento wahabista, con una fuerte tendencia anti-occidental. De hecho, el mismo bin Laden viene de esa tradición. Arabia Saudita ha financiado a grupos extremistas, empezando por los mismos muyahidines afganos que en los años 80 pelearon contra la ex URSS.

Los árabes saudíes son gobernados por la familia real "Al Saud", en el que rige una interpretación muy estricta del Islam. Los saudíes están divididos en dos sectores: La monarquía y la élite que la rodea; y, el pueblo saudí. La primera vive en un mundo lujoso y caprichoso con el dinero de las ganancias de la exportación del petróleo y respetan o no respetan las leyes islámicas como quieren. La otra parte o "segunda población" vive obligada a seguir las estrictas normas de la secta Wahabi de Islam, bajo la vigilancia de la policía religiosa, en una sociedad donde más de la mitad del pueblo tiene menos de 18 años, hay alto nivel de desempleo, pocas oportunidades para una buena educación y un movimiento fundamentalista cada día más fuerte.

El gobierno saudí está oficialmente encabezado por el Rey Fahd, pero debido a que éste se encuentra desde 1995 incapacitado mentalmente, son el príncipe heredero Abdulá y el príncipe Sultán, actual ministro de defensa, quienes gobiernan. Desde que el rey enfermó, el gobierno es cada vez más vulnerable, débil y corrupto.

A pesar de estas acusaciones, Arabia Saudita ha declarado que no financia a la red de al Qaeda u otros grupos extremistas. Al mismo tiempo, el gobierno saudí se ha negado a cooperar con la investigación del FBI sobre los 19 hombres (se cree que más de la mitad era de origen saudí) que supuestamente participaron en los secuestros de los cuatro aviones el 11 de septiembre.

 

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