El cuerpo de empleados públicos, esa gran masa de gente que presta servicios a cambio de bajos salarios en las diferentes instituciones estatales, labora a media velocidad, como cansados y frustrados. Son personas muy propensas a incumplir sus funciones y muy poco están dispuestos a dar más del 100 por ciento de sus capacidades.
Hay otro grupo, los empleados públicos de mayor nivel: legisladores, procurador, ministros y directores, quienes tampoco dan todo de sí, pero estos no tendrían excusa ya que cobran jugosos sueldos y viáticos y dietas y muchas otras prebendas. Y en algunos casos hasta obstruyen el normal funcionamiento que otros quisieran imprimir en los procesos.
El Procurador, por ejemplo, se empeña en desvirtuar por todos los medios la empresa de los familiares de los desaparecidos durante la dictadura militar, aun cuando cada vez aparecen más pruebas para comprobar situaciones ilegales y violación de los derechos humanos durante esta etapa oscura de la historia republicana. En este marco de desasosiego deben vivir los panameños cada vez más ahogados por la desazón del funcionariado público |