Ayer se corrió otra versión del calendario en el Torneo Nacional de Automovilismo en una pista que no es del todo segura y en donde el aficionado no goza de las comodidades, por las cuales paga para un espectáculo.
Tanques amarrados con una soga y una cerca de ciclón separan a los aficionados que están a pocos metros de la pista.
El menú tampoco es de los más atractivos. Sólo hamburguesas de pollo y chorizos, sumados al grito de un lugareño que dice en voz alta.. "tamales, tamales de gallina".
Algunos pagan por estacionar sus autos en la maleza, otros disfrutan de su pedazo de terreno y comparten entre amigos. No hay sillas y mucho menos tribunas.
Es un deporte de corazones. Los aficionados corren una carrera de amor y parece que no sienten los pasos del peligro o las incomodidades. La pista de Río Hato es un escenario poco atractivo, pero no hay comparación cuando se quiere algo.
Los paraguas y los lentes de sol son los chicos de la película. Música, baile, romanticas parejas en las sombras de los árboles.
¡La afición tiene el primer lugar!
CARRERAS
Las carreras de autos no son del todo seguras y la afición merece más.