Los expresidentes Mireya Moscoso y Ernesto Pérez Balladares deben explicar lo referente a la presunta desaparición de las facturas que justifican los desembolsos de la partida secreta.
Casi fueron 50 millones de balboas que el Estado desembolsó en pagos diversos con cargos a la partida del manejo exclusivo de ambos mandatarios.
El pueblo panameño merece una explicación de la compra de joyas, vestidos y otros gastos suntuosos que se hicieron con esos fondos del Estado, porque como bien reza el adagio: "el que calla otorga".
Al mismo tiempo es cuestionable la labor de la Contraloría, que otorgó un finiquito al manejo de esos dineros. ¿Qué pasó con las facturas que justificaban esos gastos? ¿Cómo se pudo aprobar el desembolso de cheques para cubrir compras difíciles de justificar?
Ahora se ha interpuesto una denuncia ante un Ministerio Público que durante las administraciones pasadas no les preocupó en nada el manejo de la partida secreta.
Da la impresión, que ahora hay una Contraloría y una Procuraduría diferente, a pesar que son los mismos funcionarios que estaban a cargo durante la administración arnulfista. Los que ayer no investigaban, hoy se han transformado en los mejores sabuesos para descubrir corrupción aquí y allá. ¿Dónde estaban en los últimos cinco años?