El chiquillo tendría unos diez años y me miró con ojos de pedigüeño. Susurrando para que los que estaban al lado no escucharan, me pidió dinero. Al principio no le entendí y le hice repetir su petición.
Era un domingo soleado de septiembre y estaba en una conocida dulcería de clase media, llena de autos y gente con dinero.
No tengo la costumbre de dar plata así por así. Pero esa mañana estaría "con la guardia baja" y le di medio balboa al chico.
Me agradeció con un susurro y se fue a otra vitrina a comprar un dulce.
A la salida del establecimiento, una joven adolescente también quiso que le diera dinero con otra petición a baja voz. No le di.
Luego mi curiosidad periodística me hizo seguir al niño. Vi que contento con su dulce en la mano, se fue con la muchachada.
Pensé que en pocas semanas se celebraría en Panamá el Día del Niño. Aparecerán artículos llenos de cifras y buenas intenciones.
Se hablará del trabajo infantil, la explotación de los niños (incluyendo la sexual) y otras realidades negativas.
Recordé también al chico que me sirvió de guía hace años en un sitio cercano al Cerro La Vieja, en Penonomé.
Cuando le fui a dar un balboa lo rechazó. Explicó que si llevaba plata a la casa, su papá se la quitaría... "para gastársela en la cantina".
Así que por sugestión del niño compré diversos útiles escolares que recibió con alegría.
A mi mente llegó el recuerdo de cuando vigilé a un grupo de niños pedigüeños en un semáforo de Vía Brasil, en horas de la noche.
Pude comprobar que un adulto los recogía después de las nueve de la noche. Los chicos le pagaban una "cuota" al mayuyón explotador.
También recordé a niños de clases media y alta, llenos de juguetes, vestidos, comida etc. Mi memoria recordó los lujosos kindergarten y pre-kinder, que cuestan más que una universidad privada. Allí los niños afortunados disfrutan de todas las atenciones y halagos. ¿Por qué ocurren estas diferencias sociales en la vida de algunos niños? ¿Por qué unos niños nacen con "estrellas" y otros "estrellados"? ¡Yo no lo sé!