CUARTILLAS
Sobornos
 
Milciades A. Ortiz Jr.
Colaborador
En realidad se ha hecho un alboroto con eso de las "botellas", aunque parece que "la sangre no llegará al río". Poco a poco, si nos descuidamos, el tema desaparecerá de los medios de comunicación... y seguirá esta práctica de corrupción administrativa. Cuando se habló de sesenta "botellas" en la Asamblea, llegaron a mi mente algunos recuerdos, que confirman que esta situación se ha dado allí por lo menos desde hace treinta años. Voy a contar lo que pude vivir sobre este delicado tema: A principios de los años setenta en el medio periodístico donde laboraba, se nos dijo que se había logrado conseguir una ayuda económica. La explicación era sencilla. La nueva directiva de la Asamblea había dispuesto ayudar económicamente a algunos periodistas, pero no lo iba a hacer con anuncios al medio, sino de manera directa con los profesionales de la pluma. El asunto consistía en una serie de cheques girados a nombres falsos, que en realidad iban a recibir ciertos periodistas. Al escuchar esto, expresé la opinión que no estaba de acuerdo, ya que era evidente la falsedad de documento (había que firmar el cheque con el nombre falso), y lo corrupto de la acción. Sugerí que si querían pagar a periodistas, que exigieran trabajo extra por parte de los beneficiados. Así se consideraría ese dinero como "servicio profesional" (Quien llevó la oferta se rió). Días más tarde, junto con otros dos o tres colegas recibí un cheque por una suma aproximada de cien balboas por quincena. Ese cheque lo tuve en la cartera medio día y esa noche no pude dormir. Yo no podía participar en ese acto de corrupción y soborno, aunque me acusaran (como en efecto sucedió), de ser mal compañero, "rompe grupo", creerme el más honesto del planeta, etc. Lo aprendido en mi hogar sobre honestidad y el código de Etica enseñado en la Escuela de Periodismo, no fueron borrados de mi mente y mi corazón. Lo primero que hice al día siguiente, fue entregar el cheque falso a quien era el intermediario entre esa Asamblea y el medio periodístico. Me dijo unas expresiones de burla y crítica (con su consabida palabrota, como que "tú estás a...", etc.) y tomó el cheque. Luego supe que se lo dio a otro periodista, que no tuvo tantos escrúpulos ni vergüenza como yo. Los otros cobraron sus cheques por varios meses. Pero ese no fue el único caso de soborno. Era frecuente que al ir a buscar una noticia en ciertas empresas, se me daba un sobre con un billete de veinte dólares adentro. Así la empresa (algunas de muy reconocido prestigio) creía que pagaba el "apoyo" que le daba el periodista. Tuve que hablar con algunos jefes de rango medio para decirles que eso no era correcto. Que los periodistas buscábamos la noticia porque primero, era de interés para el público; y segundo, la empresa lo había decidido así, cuando se trataba de ciertos actos llamados "sociales". Sugerí en más de una ocasión que ese dinero se pagara en un aviso publicitario en el medio, pero no dio resultado. (Otros colegas con menos escrúpulos aceptaban el cheque como algo normal. Varias veces me dijeron que "yo era... .-palabra sucia no publicable-, y que me la "tiraba" de mucho). A los estudiantes de periodismo se les dice a cada momento que se cuiden de aceptar sobornos, coimas y salpiques. Ahora circulan anécdotas donde políticos se quejan que tienen que pagar para salir en los medios. También hay casos en que el político, sin que se lo pidan, quiere dar dinero, pues lo considera una inversión. Ojalá estas prácticas de corrupción en el periodismo de antes y ahora no continúen. Eso enloda la digna profesión periodística, que debe ser sobre todo, un apostolado. (Aunque haya bajos salarios).
|