EDITORIAL
La polémica Sala Quinta
La Sala Quinta de Instituciones de Garantías de la Corte Suprema de Justicia, tan pronto fue propuesta por el mandatario Ernesto Pérez Balladares, generó el rechazo de amplios sectores. Desde su cuna se vislumbraba polémica y ayer con su derogatoria ha desatado un posible choque de poderes, que ojalá no desate una crisis para la estabilidad del país. Desde su nacimiento, a la Sala Quinta se le percibía como una maniobra del presidente de turno para lograr una mayoría en el máximo tribunal del país, y no como una instancia para agilizar las decisiones sobre Habeas Corpus y la guarda de otras instituciones de garantías. Su derogatoria en una maratónica sesión de fin de semana paralelamente a la decisión no acatada de la propia Sala Quinta, de ordenar la suspensión del segundo y tercer debate, desata un conflicto entre los tres órganos del Estado, que no se pueden vislumbrar sus consecuencias. Por un lado, magistrados suplentes de la Sala Quinta concedieron un Amparo de Garantías Constitucionales interpuesto por sus principales contra el proyecto que los destituye a ambos, es decir se convirtieron en una especie de juez y parte, en vez de declararse impedidos. Por otra parte, los directivos de la Asamblea Legislativa asumieron una censurable actuación al esconderse para evitar la notificación de la decisión judicial, logrando así continuar la sesión que a la postre permitió la aprobación en tercer debate del proyecto. La pugna está abierta. Los involucrados deben sopesar las consecuencias que puede generar el tema de la Sala Quinta. Por ahora el Ejecutivo, con su débil mayoría en la Asamblea Legislativa, parece tener la ventaja. El control de la presidencia de la Corte Suprema de Justicia será vital para darle una solución definitiva a este caso. Con la decapitación de los tres magistrados de la cuestionada Sala de Instituciones de Garantías, todo indica que las fuerzas no aliadas al PRD, podrían controlar el máximo tribunal de justicia.
PUNTO CRITICO |
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