Aunque la pobreza se redujo en Panamá cuatro por ciento en un quinquenio al pasar de 36.8 ciento al 32.7 por ciento, todavía persiste una gran brecha entre ricos y pobres y para colmo de males, en las zonas indígenas la situación no ha variado en el período 2003 a 2008.
La Encuesta de Niveles de Vida de Panamá para 2008 revela cosas alarmantes: un millón 90 mil personas pobres del país que apenas viven con 3.13 dólares diarios.
El estudio financiado por el Banco Mundial revela que la pobreza en las áreas urbanas es de 17.7 por ciento, en las rurales de 50.7 y en las comarcas de 96.3 por ciento.
Panamá tiene presupuestos anuales que superan los 10 billones de dólares y se invierten grandes sumas en llamados gastos sociales, pero pareciera que no los gastos no son tan efectivos para reducir los niveles de pobreza.
Sin duda que el crecimiento sostenido que hubo desde el año 2005 hasta el año pasado contribuyó a reducir los niveles de pobreza, pero entre las cifras porcentuales y la realidad, hay un mundo de diferencia.
La realidad es que es que en el país hay dos Panamá: uno que nada en la riqueza y otro hundido en la pobreza. Usted observa las moles de cemento que se levantan a lo largo de la capital y los grandes proyectos turísticos que se construyen en el interior, pero los bolsones de pobreza se mantienen y hasta la clase media está afectada cada día con la galopante inflación y el alza constante de precios.
Se hace necesario lograr que los millones de dólares que se destinan a los sectores más desprotegidos sirvan en realidad para mejorar las condiciones de vida de esos sectores pobres, sobre todo en las comarcas.