EDITORIAL
Un nuevo panameño
El panameño todo lo quiere gratis. Mal acostumbrado a un sistema de paternalismo, se fue desarrollando con esa mentalidad que envuelve a casi toda una generación. Telaraña y puentes en las casas de inquilinato para evadir el pago de luz; derroche de agua y la mora en el pago del servicio; atrasos con las instituciones de crédito son algunas de las características que tienen no solo los habitantes de los estratos sociales bajos sino también la clase media. Gran parte de la culpa la tienen las instituciones encargadas de brindar un servicio eficiente. Las empresas eléctricas con sus tantos apagones; el IDAAN que no brinda agua pero mantiene los recibos al día y el servicio telefónico que sigue siendo un desastre. Como es sabido, la luz y el teléfono fueron privatizados y Dios nos libre de que acontezca algo igual con el Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (IDAAN). Los panameños fallamos como contribuyentes y las instituciones poco o nada hacen para corregir estas anomalías. Ojalá en las escuelas se concienciara a los panameños en asumir la responsabilidad en el pago de las obligaciones tributarias para poder exigir mejor servicio de las instituciones públicas, lamentablemente, existe en el pueblo una indolencia que es la semilla para acostumbrarlo a ser siempre dependiente. Eso trae como consecuencia que debamos al Fisco y a la empresa privada sin detenernos a aumentar la deuda externa. El panameño tiene que cambiar de hábitos y actitudes. No es posible que arrastremos al siglo XXI todas estas anomalías y vicios culturales cuando podemos ser diferentes. El país exige un nuevo panameño, conscientes de que sólo así podremos ser libres y soberanos.
PUNTO CRITICO |
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