La raz�n de muchos casamientos
Hermano Pablo
Reynaldo Gonz�lez, de treinta y seis a�os, y Lorena Moore, de veintisiete, iniciaron una condena de treinta y cinco a�os de c�rcel y una multa de veintid�s mil d�lares cada uno. �Cu�l era su delito? Muy sencillo: casarse. Los dos se casaban con personas del extranjero a fin de introducirlas legalmente a los Estados Unidos. Despu�s de un tiempo gestionaban un divorcio, y sus �ex c�nyuges� quedaban en el pa�s ejerciendo diversas profesiones. Siempre andaban buscando nuevos clientes, a los que cobraban entre mil y mil quinientos d�lares por el servicio. Esto nos hace pensar en las diferentes clases de casamientos que hay entre los humanos. Hay, por ejemplo, el casamiento �apresurado�, que se realiza a toda prisa antes que nazca el beb�. Hay el casamiento �por conveniencia�, que se realiza para que una muchacha, o los padres de ella, se hagan de una fortuna. Hay el casamiento �por despecho�, que es el que realiza una se�orita, o un joven, que han tenido un fracaso amoroso con la persona escogida de su coraz�n, y por despecho se casan con otro o con otra. Hay el casamiento �tard�o�, que es el que realiza una pareja despu�s de muchos a�os de vivir juntos, cuando son viejos y tienen ya hijos, nietos y hasta bisnietos. Hay el casamiento delictivo, que es el que realizaban Reynaldo Gonz�lez y Lorena Moore, casamientos que las leyes penan severamente por tratarse de fraude. Y hay el casamiento �por amor�, que es el que realizan dos j�venes limpios, buenos y puros que en la plenitud de la vida se unen en uni�n perfecta y eterna. Pero hay un casamiento m�s que podemos a�adir a nuestra lista: el casamiento �espiritual�, que es el que realiza cualquier persona al recibir a Cristo como su �nico Se�or y Salvador. En este casamiento hay una identificaci�n espiritual, completa y eterna, entre el pecador arrepentido y Cristo, su Salvador. Al igual que en el buen casamiento por amor, hay una perfecta identificaci�n de alma y esp�ritu con el c�nyuge, s�lo que en este caso el c�nyuge es el Se�or Jesucristo, resucitado y glorioso. Este es el casamiento que todos, absolutamente todos, necesitamos.
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