Los días 10 y 11 de octubre, nuestra ciudad sufrió las consecuencias de un descomunal tranque vehicular, algo común cuando grupos universitarios protestan en las inmediaciones del campus central. Por años, hemos apoyado las manifestaciones y las luchas del estudiantado universitario para lograr un mayor respaldo del gobierno al presupuesto de la magna casa de estudios superiores. Decenas de miles de profesionales han salido de las aulas de clases de la Universidad Nacional, empero hay momentos en que ciertos dirigentes politiqueros de la misma se aprovechan de la paciencia popular.
Protestar por la represión gubernamental, la polémica política partidista, la persecución a la democracia, la falta de justicia o por la defensa de los derechos civiles y sociales, no tiene nada malo. Pero protestar porque se han dado cortes al servicio de energía eléctrica, debido a una millonaria morosidad derivada de décadas de paternalismo estatal y la irresponsabilidad administrativa de anteriores rectorías, no tiene cabida en la actualidad. ¿Cómo es posible que la Universidad Nacional de Panamá tenga una deuda de tres millones de balboas con la empresa Unión FENOSA, y poco se haya hecho por reducir ese compromiso?
Vale la pena recordar varias experiencias que observamos cuando en el pasado éramos parte de la universidad. Durante las noches, en varias facultades pudimos ver el derroche indiscriminado de energía eléctrica. Pasillos internos de edificios iluminados las 24 horas del día, centrales de aire acondicionado encendidas durante la madrugada, gastando luz. Neveras, computadoras de oficinas administrativas, máquinas de sodas y demás enseres encendidos, consumiendo electricidad sin mediar controles adecuados para los mismos. ¿Qué decir de las fotocopiadoras y televisores que poseen las asociaciones estudiantiles dentro de las facultades, los cuales usan electricidad, además que tales grupos universitarios NO PAGAN por el consumo eléctrico?
Con justa razón, EDEMET-EDECHI ha recurrido a la maniobra fatalista de cortar el suministro eléctrico a la Universidad Chiricana. Ya era el colmo de todos los males. Y nada hacían las autoridades para regular el derroche de luz. Desde la época del rector Carlos Iván Zúñiga, durante las dos gestiones administrativas del Rector Gustavo García de Paredes y en la actual administración del Rector Julio Vallarino, se venía alertando sobre esta irregularidad. Ahora, ante la suspensión del servicio eléctrico, sectores extremistas de funcionarios y estudiantes universitarios han recurrido al clásico abuso de los cierres de calles, dificultando aún más el progreso del país, sin que exista una causa justa para este problema.
Si usted le pregunta a cualquier hombre de negocios, éste le dirá que no es posible mantener deudas tan elevadas cuando existen compromisos por prestar servicios. Lo que hace hoy en día la empresa Unión FENOSA es lo correcto, cobrar una deuda pendiente que venía acumulándose desde los tiempos de la dictadura militar. |