EDITORIAL
Papa incansable
Aquel 16 de octubre de 1978, el mundo supo sorprendido que el Vaticano había elegido un Papa procedente de tierras polacas. Cuando se dijo la frase "Tenemos un Papa", la gente creyó que se trataba de otro cardenal italiano que asumiría el puesto.
Karol Wojtila, arzobispo de Cracovia y connotado luchador católico, se transformó en el 264 sumo pontífice de la fe cristiana. De inmediato, comenzó su camino hacia la redención de los pueblos y se dedicó a impartir la bendición de Dios a todos los rincones de la Tierra.
Sólo dos Papas -tres si se incluye San Pedro- han ocupado el trono por más tiempo que el actual sumo pontífice.
Y pocos han tenido tanto efecto en la Iglesia, o en la época que les ha tocado vivir.
Realmente Juan Pablo II se ha convertido en el "pastor universal", utilizando el transporte aéreo y los medios de comunicación para llevar su mensaje al mundo.
Durante su papado, no ha habido vacilaciones en la posición del Vaticano con respecto a temas polémicos como el control de la natalidad, el aborto y el divorcio.
Tampoco ha estado en discusión el celibato de los sacerdotes o el papel de las mujeres en la Iglesia.
Eso también es parte de su legado. De hecho, la visión inflexible de Juan Pablo II puede limitar la capacidad de maniobra de su sucesor.
Marco Polit, uno de los más reconocidos estudiosos italianos del Vaticano, piensa que Juan Pablo II pasará a la historia no sólo como un gran Papa, sino como unas de las principales figuras del siglo XX. Algunos en la Iglesia ya hablan de "Juan Pablo el Grande".
Digno de la frase profética de San Malaquías, "De Labore Solis" (De la labor del Sol). ¿Será acaso la conversión de los paganos? Puede ser, pues Juan Pablo II extendió la palabra de Dios a todo el planeta.
PUNTO CRITICO |
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