Que alguien encienda el indicador en el tablero de controles porque se están experimentando problemas de desaceleración en las exportaciones del 2006.
Nuestro ritmo de crecimiento es de apenas 1.6% en lo que va del año. Es una cifra que demuestra las debilidades y que nos presenta la realidad de la situación panameña.
La meta trazada de superar los mil millones de dólares en exportación no es algo que se tenga esperanza de lograr. Estamos a octubre y únicamente lo volúmenes de exportación alcanzan los 628.8 millones de dólares.
¿Qué es lo que pasa? Quizás la caída sostenida en las exportaciones de camarones, atún y café estén incidiendo en que la curva muestre un descenso muy notorio, pues -sólo en años anteriores- el crecimiento galopaba por arriba del 10%.
Si las estadísticas de la Contraloría General de la Nación no mienten, habría que redefinir la estrategia para colocar los productos que antes tenían muy buena acogida en los mercados internacionales.
No podemos permitir que otras naciones como el vecino país de Costa Rica se haya montado en un tren que los tiene muy felices con 18% de crecimiento y un monto estimado de seis mil millones de dólares anuales en venta, y nosotros no hagamos nada.
Algo o alguien no está engrasando la máquina que nos debe sacar de la lentitud en que nos encontramos. Hay que buscar una salida científica al asunto porque resulta contradictorio que estemos en pleno desarrollo y que nos debilitemos en materia de exportación.
No debe haber excusas para no hacerlo. Es notorio que el país esté creciendo por múltiples vías y, en caso de que se decida por la ampliación del Canal
de Panamá, la economía si duda será robustecida para beneficios de todos los panameños: empresarios y trabajadores.