CUARTILLAS
Ayuda

Milcíades A. Ortiz Jr.
Cada vez que me entero de
enormes actividades que buscan el respaldo popular para conseguir dinero
y destinarlo a ayudar a los necesitados de este país, siento un pequeño
escalofrío en el cuerpo.
Esto se debe a que pienso si la actividad será llevada de manera
correcta; si realmente la ayuda será efectiva para mejorar a las
personas que lo necesitan.
Tal vez algunos piensen que uno es "mal pensado" y duda de
todo. Pero la realidad de casos anteriores en Panamá y en otras partes
del mundo, tiene que dejarnos suspicaces ante estas actividades de beneficencia
de grandes proporciones.
Debo aclarar que en ningún momento pienso que lo anterior se hace
por parte de personas sin escrúpulos. No. Debo admitir que gente
de buen corazón, deseosas de ayudar a los más necesitados,
dedica muchas horas de trabajo y esfuerzo a estos acontecimientos benéficos.
Lo que sucede es que a veces sus resultados no son los mejores, o la
manera como se realizan permite el "escape" de mucho dinero, que
realmente debería ir a los necesitados y no a otros sujetos.
Para que aclaremos los puntos, me permitiré narrar algunas cosas
que he sabido a través de los años de estas actividades, tanto
en Panamá como en otros países.
Una vez recibí copias del presupuesto de uno de estos espectáculos.
Me llamó la atención que se hubieran gastado en su preparación
casi las dos terceras partes de todo lo que se recaudó. O sea, que
malamente se pudo destinar a los pobres necesitados, una tercera parte de
los miles de balboas que se recogieron con tanto esfuerzo.
Hay que señalar que ningún gasto era injustificado, aunque
sí se podría decir que pudieron reducirse o evitarse. Mientras
mucha gente había cooperado de gratis, otros se dieron la gran vida
en el extranjero, en hoteles de cinco estrellas... buscando los talentos
del Show.
Y uno de ellos alardeaba años más tarde ante sus amigos,
lo que había disfrutado durante la semana que pasó en una
hermosa isla del Caribe, con todos los gastos pagados por el espectáculo
benéfico panameño. Pienso que a lo mejor muchas de las actividades
que hizo ese sujeto se pudieron conseguir mediante fax o llamadas telefónicas,
o el apoyo de alguno de nuestros consulados o embajadas.
Muchos gastos imprevistos, viáticos, almuerzos de consultas, cenas
de promoción, conferencias de prensa, tal vez pudieron evitarse.
Así bajaría el gasto exagerado en la "producción"
del evento, que restara después fondos de lo recaudado para la ayuda
de los pobres.
A veces las mismas donaciones no son las más adecuadas. Llenar
de comida enlatada a familias humildes, que no sabrán como proteger
y conservar tales artículos.
Y ni piense en dar dinero a los necesitados, pues historias truculentas
de plata para comida convertida en licor y vicios, existen por todas partes
del planeta.
En Chile, en los años sesenta, era un chiste entre sociólogos
que la leche reforzada con vitaminas que daba E.U. en el programa CARE,
era utilizada en algunos sitios para marcar las improvisadas canchas de
jugar fútbol. Los estómagos desnutridos de los niños
no resistían tal alimento y les producía diarrea.
Aquí en Panamá, cuando niño vi vender en tiendas
de Río Abajo el queso que donaba la CARE para los pobres panameños.
Y en ciertas escuelas personas que no estaban desnutridas, se llevaban sus
buenas bolsas de leche y queso donado por Estados Unidos.
Ni hablar de actividades que recaudaron millones para desnutridos del
Africa en E.U., quienes recibieron comida que no sabían consumir
o no era la más adecuada a su cultura.
Hay que tener cierta supervisión sobre estos espectáculos
benéficos. (¿Qué se hizo el famoso helicóptero
ambulancia de uno de los espectáculos benéficos?).
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