TEMAS DE ACTUALIDAD
Triste ilusión

Fermín Agudo Atencio
Todos los días un número considerable de padres de familia pobres, envía a duras penas a sus hijos a las escuelas emplazadas a lo largo y ancho del territorio nacional. Dicha asistencia a los planteles oficiales, va coronada de un esfuerzo con trazas de éxitos que descansa en la fe determinante, que sus hijos sean en el futuro personas de bien, que sepan enfrentar la vida con las armas sofisticadas que el tiempo exige y no como ellos, que han tenido que arrastrar una gama de dificultades, como triste condena. Pero no siempre este anhelo pasa el tamiz de la prueba y el protector ve tangiblemente que el fracaso cae como una centella implacable sobre sus planes trazados. Para colmo los hijos adolescentes no son conscientes y le pierden el respeto al jefe del hogar, contribuyendo con una caterva de situaciones artificiosas que suelen por desgracia, salirse de las posibilidades de solución del padre desesperado. No es posible que el bien se pague con el mal y esto sucede a menudo en los hogares pobres, donde el muchacho debe redoblar esfuerzos. Un sondeo realizado por la televisión, dejó entrever un método nuevo fundado en la habilidad y la petulancia: la copia. Tengan presente el proverbio: la pereza camina tan despacio que muy pronto la alcanza la pobreza. Hubiera sido placentero que ese mismo sondeo lo hubiesen llevado a cabo en la escuela particular exigiendo parangones; ¿Cree usted que habría un denominador común en ambos colegios? Lo dudo, sé que este muchacho es más recatado y se cuidará de afirmar o desmentir conceptos en un medio tan difuso como es la televisión. ¡La arrogancia y el ambiente son malditos y corroen con la causticidad de la potasa! Nada más atractivo en la vida del ser humano que la elegancia, el respeto y la honestidad; sumado a la juventud, es lo grandioso y extraordinario que puede atesorar una persona. He podido autenticar que el alumno del área rural a pesar de sus limitaciones, rinde mucho en las tareas escolásticas, honra a los padres y maestros, comprendiendo que se encuentra comprometido con las inquietudes morales que le rodean. ¡Es la eclosión de una flor silvestre y solitaria que aflora entre riscos de una cordillera lejana! El puede renunciar de los estudios, no por estar privado de los deseos de avanzar, sino por la infame pobreza que lo obliga a claudicar. Un estudiante cuerdo y responsable ve los libros como ídolos dignos de adoración, vestíbulo de entrada al mundo victorioso e irrebatible de las ideas productivas. No puede ser esta labor de mero entretenimiento y diversión generalizada, de darse, el fisco perdería millones de dólares, como pago de una misión imposible. Jóvenes, se supone que ustedes cuentan con energías a raudales en el cuerpo y es lógico pensar que aquí no hay espacio para la incapacidad mental. El grupo que afirma copiarse luchará como porfiados lastimosamente, encaminados al riguroso porvenir sin armas en la testa, tampoco en las manos, aferrados a su error, como la hiedra a la fresca pared del viejo edificio abandonado. Con acciones indecorosas la presea cada día se aleja más, sólo el estudio está autorizado para levantar la mano al arribo de la meta instituida. La razón está de mi parte.
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