Asma: dos lenguajes para una enfermedad

Tomado
De Internet
Los médicos subestiman el impacto del asma en las actividades cotidianas de sus pacientes. Las directrices internacionales desarrolladas a finales de la década de los ´90 para ayudar a los médicos a evaluar y tratar a los pacientes con asma, no han evitado que la morbilidad y la mortalidad de esta enfermedad sigan en aumento y que su tratamiento esté por debajo de las necesidades. Los expertos reunidos en el Congreso Mundial de Neumología y en el 10º Congreso de la Sociedad Europea de Neumología, que acaban de celebrarse en Florencia (Italia), han coincidido en la necesidad de introducir cambios en el manejo del asma para centrarlo más en las necesidades cotidianas de los pacientes, como un medio para evaluar la situación real de estos y frenar la creciente epidemia de la enfermedad. Un nuevo estudio clínico realizado en Suiza, presentado el pasado 31 de agosto en el Congreso Europeo de Neumología, demostró que casi un tercio de los niños entre 4 y 16 años estaban infratratados y que incluso algunos padres daban deliberadamente menos medicación de la prescrita por miedo a los efectos secundarios. Sin embargo, el estudio suizo asociaba ese mal tratamiento con un incremento de las visitas a urgencias y, por lo tanto, con un incremento del gasto sanitario. Entre las diversas necesidades no satisfechas en el asma, además de la adherencia inadecuada por parte de los pacientes al tratamiento prescrito, está el fijar nuevos parámetros para evaluar la enfermedad. Tradicionalmente, los facultativos han evaluado el asma sobre la base de los síntomas y las medidas de función pulmonar. Sin embargo, los pacientes ponderan el estado de su enfermedad en función de las crisis y del impacto que esta tiene sobre su vida cotidiana. "Hay una verdadera necesidad de comunicación bidireccional entre el paciente y el médico. Los pacientes tienen que dejar de ser meros receptores de información para convertirse en personas que toman decisiones informadas sobre su tratamiento", señala Erkka Valovirta, alergólogo pediátrico en Finlandia y vicepresidente de la Federación de Asociaciones de Asma y Alergia (EFA). De acuerdo con las directrices de la GINA (Global Inniciative for Asthma), el tratamiento debería asegurar: Que los pacientes estén libres de síntomas, vivir una vida sin restricciones con una actividad física normal, que la función pulmonar sea tan normal como sea posible, que los pacientes necesiten la mínima medicación de rescate que sea factible. Sin embargo, un reciente estudio británico demostró que más de dos tercios de los 2232 pacientes que estudiaron tenían que usar su inhalador de rescate al menos dos veces al día, a pesar de que la mayoría -el 79%- consideraba que su asma "estaba bien controlada". Este estudio también demostró que casi dos tercios de los pacientes, consideraba que el asma limitaba sus actividades cotidianas, incluidos los deportes, las labores domésticas y la elección de trabajo, y que en un 30% el asma había interrumpido su sueño, al menos, una vez a la semana. Los médicos tienden a subestimar el impacto del asma en la vida de sus pacientes porque hablan un lenguaje diferente al de estos. Mientras que los especialistas basan la evaluación en parámetros clínicos, como el volumen de flujo expirado, para los enfermos estos parámetros no reflejan el verdadero impacto de la enfermedad en su calidad de vida. Esta es una de las evidencias que el estudio Asma in Realte, realizado en Italia, develó. Dicha investigación, que incluyó las opiniones de 311 asmáticos adultos, 305 niños, 305 padres, cien pediatras y doscientos médicos de atención primaria, reveló que los médicos perciben los tratamientos actuales como eficaces, mientras que los pacientes creen que siguen sufriendo la enfermedad.
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Esta es una de las evidencias que el estudio Asma in Realte, realizado en Italia, develó. Dicha investigación, que incluyó las opiniones de 311 asmáticos adultos, 305 niños, 305 padres, cien pediatras y doscientos médicos de atención primaria, reveló que los médicos perciben los tratamientos actuales como eficaces, mientras que los pacientes creen que siguen sufriendo la enfermedad.
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