EDITORIAL
Terrorismo económico
Entre las diferentes clases de terrorismo, sobresale el terrorismo económico porque es un fenómeno que sojuzga en lo social y político, a los pueblos del tercer mundo. Éste no tiene careta visible, pero lacera el alma y el corazón de los países pobres.
En muchos países capitalistas se practica la Economía Social de Mercado y la Economía de Opción Pública, pero estos modelos neoliberales no han resuelto las crisis que agobian a los países en vía de desarrollo, a quienes debiéramos llamar subequipados, porque están en retraso en materia de equipo con las naciones del primer mundo y no en materia de civilización. Panamá es un país dependiente y como tal, ha sido víctima del terrorismo económico.
Los empresarios indolentes, los banqueros petrificados a quienes no los conmueven las necesidades sociales y los productores agropecuarios e industriales, constituyen una casta a la que hay que sensibilizar para que este país promueva su amplio desarrollo. No todos califican para esta designación porque la regla tiene excepciones, pero es evidente que al mundo lo están orillando a la extrema miseria y de la que no la salvarán los tiempos difíciles que se avecinan.
Es caótico que en los umbrales del siglo XXI hayan perspectivas sombrías para el desarrollo, y eso se deriva de una economía mal entendida y tiene que ver con la globalización la cual ha sido la maldición y perdición de los países subdesarrollados. Mientras no se dé la cara para afrontar el reto del destino de ese desarrollo, los pueblos seguirán rumiando sus miserias y frustraciones sin calmar la sed permanente que eso provoca. Asimismo seguirán los pueblos con sus convulsiones políticas y tribulaciones, porque no encuentran una salida para desahogar sus sentimientos. Es la hora de que brille el sol en las reivindicaciones populares, porque la juventud pertenece a los pueblos.
PUNTO CRITICO |
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